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El asesinato, una de las bellas artes…

En Venezuela continúa la lucha entre la población y las fuerzas del autocrático e ilegal régimen. La represión recrudece luego de más de 80 días de protesta y unas 80 personas fallecidas.

Por Jorge M. González

Thomas De Quincey (1785-1859) fue un notable ensayista inglés quien ejerció una gran influencia en escritores tales como Edgar Allan Poe (1809-1849) y Charles Baudelaire (1821-1867), entre otros. Fue muy admirado por Jorge Luis Borges (1899-1986).
Nació en Manchester, Inglaterra, para morir en Edimburgo, Escocia. Su padre, colector de libros, murió cuando el escritor tenía apenas 7 años, sumiéndolo en cierta frustración. Carente del cariño de la madre, se dedicó a los clásicos tratando de encontrar ese amor esquivo. A los 17 ya se había marchado de casa a recorrer mundo. Años después regresaría a casa y entraría a estudiar en el Worcester College de Oxford, donde luego de una terrible neuralgia comenzaría a consumir opio, lo cual continuaría convirtiéndolo en famoso opiómano. Aprendería alemán y leería a los más famosos escritores en dicha lengua, obsesionándose con el filósofo Immanuel Kant (1724-1804). 

De sus cientos de obras, quizás la más conocida es “Confesiones de un Opiófago inglés.” Ésta lo convertiría en uno de los autores que “inauguraría” una tradición de la literatura del mundo occidental basada en la adicción.

Tan interesante como la anterior, tenemos también su escrito de irónico título “Del asesinato considerado una de las Bellas Artes”, en la cual expresa algunas de sus obsesiones más íntimas. Este trabajo está compuesto de dos artículos publicados originalmente en 1827 y 1829, con la adición de un tenso y oscuro post-scriptum de 1854, constituyéndose en una obra clásica del humor flemático inglés. Las dos cartas se presentan a manera de conferencia expuesta ante la Sociedad de Conocedores del Asesinato y como actas de una cena para conmemorar las actividades del club. Ambos textos son de una gran erudición y absoluta brutalidad siendo una de las muestras mejor escritas de mordacidad intelectual. El post-scriptum, igualmente irónico, presenta cavilaciones sobre el horror de ciertos asesinatos, los cuales describe en detalle.

De Quincey no está interesado en el asesinato como abstracción sino por su materialidad; censura el envenenamiento y cree que el mejor modelo de asesinato es el de Mr. Williams, quien fulminaba a sus víctimas con un mazazo antes de degollarlas. Concede que cierto misterio podría ser útil, recordando el asesinato del rey Gustavo Adolfo de Suecia (1594-1632), prominente rey de ese país, quien sería asesinado cuando dirigía una carga de caballería en la batalla de Lützen, crimen cumplido en medio de la batalla.

En Venezuela continúa la lucha entre la población y las fuerzas del autocrático e ilegal régimen. La represión recrudece luego de más de 80 días de protesta y unas 80 personas fallecidas. Sin estado de derecho y casi muertas las instituciones, el usurpador del sillón presidencial intenta “convencer” que la Guardia Nacional y Policía Nacional Bolivarianas han hecho “esfuerzo heroico” “sin usar armas de fuego y escopetas …” sino “agüita y gasecitos lacrimógenos”, que es “lo que está permitido.” ¿Cómo entonces, nos indica el Foro Penal, que en esta batalla “unos 47 de esos muertos han sido asesinados directamente por la PNB y GNB”? ¡Preguntémosle a De Quincey!

Members of the National Guard arrest an opposition activist during a demonstration against the government of Venezuelan President Nicolas Maduro, in Caracas on June 26, 2017.
A political and economic crisis in the oil-producing country has spawned often violent demonstrations by protesters demanding Maduro’s resignation and new elections. The unrest has left 75 people dead since April 1.
/ AFP PHOTO / Juan BARRETO
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