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En total oscuridad

Por Jorge M. González

¿Volverán a ver la luz?

Fue en 1998 cuando al escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo José de Souza Saramago (1922-2010) se le concedió el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca destacaría que su decisión se debía a la innegable capacidad de Saramago para “volver comprensible una realidad huidiza …”

El portugués publicó en 1995 “Ensaio sobre a cegueira” (Ensayo sobre la ceguera) una de sus novelas más conocidas en la cual relata como una extraña epidemia de ceguera afecta a todo un país. La primera persona en ser afectada esperaba dentro de su automóvil el cambio de luces de un semáforo. A partir de ese momento, la enfermedad comienza a extenderse rápidamente entre toda la población. A medida que este inexplicable mal afecta a más personas, cada una de ellas, inmersa en el temor y la crisis, se convierte en presa de sus más bajos instintos.

El más profundo egoísmo se hace norma y marca a los diversos personajes en su lucha por sobrevivir a costa de lo que sea, llegando a extremos que podemos calificar de miserables. Solo uno de los personajes de esta compleja novela no parece haber sido afectado por esa ceguera que hace que quienes la padecen solo vean blanco, algo así como un “…mar de leche… ” Sin embargo, dicho personaje expresa padecer tal ceguera para acompañar a su cónyuge. Es este personaje quien se convierte entonces en guía de los enfermos pero es además quien nos informa lo que esta sucediendo a su alrededor, aunque logrando despertar en el lector una mayor curiosidad, respondiendo a la narración con más y más preguntas.

Saramago, en su complejo y pesado, muchas veces tedioso, estilo de escribir, nos presenta un tema original, actual y lleno de gran simbolismo. Nos acerca, sin duda, a ciertas bajezas de la naturaleza humana. Los personajes de la novela se nos presentan al comienzo con un innegable miedo a lo inexplicable. Pero este miedo se va complicando por el necesario terror al contagio, la complejidad de aislar a tantos enfermos, para finalizar en un inevitable caos social. La sociedad, al carecer de guías que los lleven por el camino de la razón y lo correcto se convierte al salvajismo con toda la degradación que eso implica.

El tema no está alejado de nuestra realidad mundial, pero pareciera hacerse más evidente en Venezuela donde hoy gobierna la intolerancia, el desprecio, la burla y el insulto para quienes no comulgan con el lineamiento oficial. El régimen no asume ninguna responsabilidad en el caos generado por la ineptitud, resentimiento, ignorancia, corrupción y mal manejo originado por el difunto “comandante,” hoy duplicado por Maduro y sus “correligionarios.” Eludiendo su responsabilidad continúan culpando al sector privado y a los adversarios políticos. La fulana revolución solo ha traído desorden, hambre y miseria, sumiendo al país en una oscuridad similar a la “ceguera” de Saramago ¿Será que podrá Venezuela encontrar a quienes puedan “ver la luz” y ayudar al país a salir de tan lóbrega nebulosidad?

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