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Narco-país

Paradojas de la vida: Estados Unidos es el principal productor y consumidor de mariguana en el planeta, la cual avanza sin mayores problemas a su plena legalización. Además, su sociedad –5 por ciento de la población mundial, consume el 99 por ciento de los opiáceos que se producen globalmente… Y sin embargo, el narco país es México.

Por década la narrativa dominante ha sido más o menos la siguiente:  las drogas se producen en el sur y con la complicidad de las autoridades corruptas de México, miles de toneladas salen de México (poco o nada se dice de que esas mismas miles de toneladas de sustancias ilegales entran a Estados Unidos con la complicidad de las autoridades estadounidense corruptas). Y aunque entre 70 y 80 centavos de cada dólar de dinero sucio se queda al norte de la frontera, el énfasis se pone en la narco-economía mexicana.  Y por décadas los propios mexicanos han comprado ese discurso.

Por años ha bastado que el dedo de las agencias (desde la DEA hasta la CIA, pasando por varias más) señale a alguna autoridad mexicana para que la sobra de la sospecha los cubra, frecuentemente de por vida. Sea Carlos Salinas y su grupo, Ernesto Samper, Miguel de la Madrid y una muy amplia lista de gobernadores, la infección no conoce límites.

Hasta que el nombre del nuevo villano favorito de “los gringos” fue Rafael Márquez, el capitán de la Selección Mexicana de Futbol, súper estrella de varios de los mejores equipos del mundo y uno de los personajes más populares del México contemporáneo.

El anunció del Departamento del Tesoro estadounidense de que congelaría los bienes del futbolista por sus presuntos lazos con un, hasta entonces, desconocido capo con el que supuestamente intentarían lavar dinero a través del futbol mexicano, es el primer caso en mucho tiempo en que el tribunal de la opinión público no juzgó de manera automática como “¡culpable!”.

A pesar de que amplísimos sectores de la sociedad mexicana sí creen que el sistema de justicia y de su país está totalmente podrido y que consideran a la corrupción y la impunidad como los pilares de la actual estructura del poder político, en cuanto el jugador del Atlas de 38 años de edad salió, sólo, a dar una conferencia de prensa negando todos los señalamientos en su contra, la reacción social no fue el automático linchamiento tan común en estos casos.

Considerado con la misma empatía con que por años se cubrió la eterna sospecha contra Julio César Chávez y su círculo más cercano, así como con algunas otras estrellas del mundo del espectáculo, Rafa es considerado por muchos como víctima.

Lo excepcional es que su caso sí llegará a tribunales. Será allí donde, el caso de que logre probar su inocencia, podrá llegar con la Selección Mexicana a su quinto Mundial consecutivo el año que viene, o bien si se demuestra su rol como tapadera al servicio de la industria negra detrás del negocio del futbol, su historia bien podría marcar un parteaguas en la relación entre la sociedad mexicana y el mundo de la mafia.

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