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Descubren nueva subespecie de ballena azul, probablemente en peligro de extinción

“Los humanos suponemos que conocemos toda la diversidad de esta especie, pero este hallazgo nos demostró que no es cierto”.

 

Durante los siglos XIX y XX la humanidad cazó indiscriminadamente a las ballenas, sobre todo a las azules. Después de varias décadas apareció una nueva subespecie que ha sorprendido a todos.

El hallazgo pertenece a Salvatore Cerchio, director del Programa de Cetáceos del Fondo Africano de Conservación Acuática, que ha investigado durante 30 años poblaciones de cetáceos en todo el mundo.

Él y su equipo registraron un canto (una breve secuencia de sonidos) diferente que pertenece a una población del noroeste del Océano Índico, posiblemente se trata de una nueva subespecie de ballenas azules.

Al respecto, Luis Medrano González, académico investigador de la Facultad de Ciencias de la UNAM, explicó que en esta época es muy raro descubrir poblaciones nuevas de ballenas. “Los humanos suponemos que conocemos toda la diversidad de esta especie, pero este hallazgo nos demostró que no es cierto”.

 La importancia de este descubrimiento radica en que las ballenas azules son más diversas de lo que se pensaba y probablemente esta nueva subespecie o población en el noroeste del Océano Índico fue muy afectada por la cacería comercial, de acuerdo con los registros de esta actividad. “Muy probablemente este grupo de ballenas azules ha estado y sigue en grave riesgo de extinción”.

 La humanidad ha cazado ballenas para obtener diversos productos, desde su carne (aunque no toda es comestible) hasta sus barbas para diseñar corsés, pero sobre todo para extraer su grasa que tiene diversos usos, especialmente como combustible para las lámparas. “Literalmente el siglo XIX estuvo iluminado por estos mamíferos, al menos en los países balleneros”.

 El punto sobre las ballenas azules es que cómo son las más grandes, se requiere menos esfuerzo para cazarlas y procesarlas. Por este motivo, fueron las más atacadas y a mediados el siglo XX quedaban muy pocas.

 Las ballenas azules pueden medir poco más de 30 metros y pesar hasta 180 toneladas. “Aunque no existen cifras exactas porque no hay forma de pesar estos animales en el mar”.

 A partir de que la especie fue protegida en 1966 por la Comisión Ballenera Internacional, se ha observado una recuperación muy pequeña de sus diferentes poblaciones, unas más que otras.

 No obstante, los rusos declararon en la década de los 90 que mataron a miles de ballenas de todas las especies, más de las que habían reportado anteriormente a esta comisión.

 Esta revelación cambió la visión ecológica de las ballenas y llevó a rehacer absolutamente toda las estadísticas e inferencias que se habían planteado a partir de los datos de capturas.

 La Comisión Ballenera Internacional llama a esta reevaluación Esquema Revisado de Manejo y este es uno de los protocolos de conservación y manejo de poblaciones más desarrollados en el mundo.

 Hasta antes del descubrimiento de Cerchio y sus colaboradores, en el océano Índico se reconocían al menos tres subespecies de ballenas azules con cuatro distintas poblaciones: “Balaenoptera musculus musculus”, vive al norte del Océano Índico; “Balaenoptera musculus intermedia”, alrededor de la Antártica y la ballena azul pigmea “Balaenoptera musculus brevicauda” que cuenta con dos poblaciones en el sur del Océano Índico, en las cercanías de Madagascar y Australia.

Su canto

 Los cantos de las ballenas azules consisten en secuencias de dos hasta cuatro o cinco sonidos emitidos de forma repetida y bien definida, que corresponden genéticamente a cada población del mundo. “No es una canción tan larga y tan compleja como la emitida por las ballenas jorobadas”.

 Su canción puede durar de 40 segundos hasta un minuto y se emiten con muy altas potencias, como el sonido del motor de un avión, pero bajo el agua, donde los sonidos viajan de forma distinta que en el aire.

 El canto de las ballenas azules es también de bajas frecuencias y esto implica que se propagan a grandes distancias. “Hace varios años se realizó un experimento con un hidrófono que logró identificar el canto de estos mamíferos acuáticos hasta una distancia cercana a diez mil kilómetros”, concluyó.

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