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El Banquete del Dictador

Hace apenas semanas, su discípulo, actual dictador de Venezuela, de paso por Estambul, cerró el Nusr-Et, donde fue atendido por el chef Nusret Gökçe Salt Bae. ¡Cada plato costó unos 250 dolares! Al infortunado chef, la gracia se le tornó rápido en morisqueta. … Mientras muchos venezolanos comen de la basura o pasan hambre, el mundo vió con ojos de repudio el banquete del dictador.

En el 2015 saldría al mercado un libro inusual, escrito por Victoria Clark y Melissa Scott. En la contraportada se leía: “¿Qué comen los tiranos? A veces sencillamente ingieren obscenas cantidades de los mejores alimentos que su propia nación puede ofrecer, pero a menudo el origen humilde de estos déspotas, algunos problemas médicos embarazosos o la simple falta de interés o de tiempo para la gastronomía les aboca a preferencias culinarias sorprendentes: desde carne humana a ensaladas de ajo crudo pasando por los caramelos Quality Street …”

Las autoras describen al libro como una mezcla de historia, álbum de fotografías y libro de recetas. Presentan los platos favoritos de 26 dictadores reconocidos por sus satrapías durante el siglo 20.

Muchos de esos dictadores provenían de familias de escasos recursos y sus comidas favoritas eran de todo, menos altamente sofisticadas. A Josip Broz “Tito” (1892-1980), comunista yugoslavo, le encantaba comerse una rebanada caliente de grasa de cerdo. Antonio de Oliveira Salazar (1889-1970), responsable del Estado Novoportugués, amaba las sardinas por recordarle su empobrecida infancia. A Jean Bedel Bokassa (1921-1996) de la República Centroafricana, tuvo su excocinero que cocinarle un cadáver humano, relleno de arroz, flambeado en ginebra. “Pasión” canibalística aparentemente compartida por Idi Amin (1925-2003) de Uganda y Francisco Macías Nguema (1924-1979) de Guinea Ecuatorial. … ¡Aunque esto parecen ser solo rumores!

Mao Tse Tung (1893-1976) era un apasionado carnívoro, quien no se cepillaba los dientes y fue un “mártir de por vida de sus evacuaciones intestinales”. Adolfo Hitler (1889-1945), afectado por flatulencias crónicas, dejó la carne para convertirse en vegetariano. Aunque le encantaba sobremanera disfrutar de pichones de palomas rellenos de hígado. Benito Mussolini (1883-1945) parece haber sido un gran nacionalista en cuanto a cocina se refiere. Llegó a decir que la “cocina francesa no tiene ningún valor y la italiana es la mejor del mundo.” Curiosamente, su plato favorito era una simple ensalada de ajo picado, aderezado con jugo de limón y aceite de oliva.

Saddam Hussein (1937-2006), el “carnicero de baghdad”, era fanático del pescado a la parrilla, mientras que Muammar Gaddafi (1942-2011) era aficionado al cuscús en leche de camella. El genocida Mengistu Haile Mariam de Etiopía huyó a Zimbabue, donde quizás aun disfrute de su bebida favorita, Johnny Walker Etiqueta Negra. Acogido por Robert Mugabe, hoy fuera del poder, amante de la carne, pero sin “llenar demasiado el estómago.”

Su homólogo Hugo Chávez, quien no aparece en el libro, amaba degustar carne de chigüire, mientras “maduraba” su gran “misión hamponil”, como cada día que pasa descubrimos,  ¡…sin sorprendernos!, gracias a los juicios abiertos a varios de sus socios y adláteres.

Hace apenas semanas, su discípulo, actual dictador de Venezuela, de paso por Estambul, cerró el Nusr-Et, donde fue atendido por el chef Nusret Gökçe Salt Bae. ¡Cada plato costó unos 250 dólares! Al infortunado chef, la gracia se le tornó rápido en morisqueta. … Mientras muchos venezolanos comen de la basura o pasan hambre, el mundo vió con ojos de repudio el banquete del dictador.

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