Por Vidal Romero *
Incrementar la participación de las mujeres en política es una preocupación constante en prácticamente todas las naciones que buscan consolidar su democracia en el mundo. La lógica básica es que al haber más mujeres en puestos de representación y gobierno, estas pugnarán en alguna medida por mejores condiciones de las mujeres.
En México las mujeres han competido con diferente éxito en distintas elecciones, incluso presidenciales. El caso más reciente fue el de Josefina Vázquez Mota quien compitió por la presidencia en 2012, aunque su desempeño electoral fue muy pobre y el tema de género durante su campaña parecía más un injerto que la continuación de una trayectoria efectivamente basada en promover la mejora de la mujer.
Anterior a Josefina Vázquez Mota, compitieron Patricia Mercado, Cecilia Soto en 2006 y 2000 respectivamente, y más atrás, en 1988 compitió Rosario Ibarra de Piedra. Ninguna de las tres tuvo oportunidad alguna de ganar la presidencia. Su participación fue más bien simbólica.
En México se disputan 9 elecciones para gobernador en este verano en las cuales compiten xx mujeres con razonables posibilidades de ganar en todos los casos en que participan: Guerrero, Nuevo León, Michoacán, y Sonora.
Por simple cuestión de género, existen distintas creencias sobre la forma en que gobernarían un hombre y una mujer. Los positivos son utilizados en buena parte de las campañas por las candidatas y sus estrategas, aunque pocas veces con éxito. La lógica general, casi burda, es que las mujeres so n la mitad del electorado y que si es posible agruparlas con base en su género, entonces se ganará la elección. Sin embargo, usualmente las elecciones no se dividen entre hombres y mujeres, sino entre posturas sobre temáticas, o incluso en cuestiones clientelares que poco tienen que ver con el género de los votantes.
El tema de derechos de las mujeres rara vez es abordado con mucha fuerza en las campañas por las candidatas, en muchos casos por temor a ahuyentar a los hombres de votar por dicha candidata.
Existen ideas compartidas entre ciertos segmentos de la población sobre los atributos de las mujeres gobernantes. Quizá el más claro es el de que serían menos corruptas como políticas. La Tabla 1 muestra los datos de la encuesta del Barómetro de las Américas de 2012 que indaga sobre este tema. Se observa como en todos los países del continente americano los hombres son considerados más corruptos que las mujeres.
Tabla 1- ¿Quién cree usted que sería más corrupto como político: un hombre, una mujer, o ambos por igual?
Un hombre Una mujer Ambos
(%) (%) (%)
Guyana 17.3 28.8 54.8
Trinidad y T 9.8 28.2 77.7
Panamá 8.8 18.8 77.9
Honduras 8.7 25.4 65.9
Belice 7.7 25.5 57.4
Haití 6.5 25.1 72.0
Ecuador 6.2 30.9 72.4
Colombia 6.1 40.4 53.5
Nicaragua 6.0 36.6 62.9
Surinam 5.7 26.7 63.0
Venezuela 4.8 34.8 54.4
Chile 4.7 25.9 60.1
México 4.0 41.1 69.4
Bolivia 3.5 33.5 75.1
Perú 2.8 42.8 61.2
Rep. Dom. 2.8 64.6 60.4
Jamaica 2.8 31.2 74.8
Costa Rica 2.7 25.2 32.6
Argentina 2.6 22.5 68.5
Guatemala 2.0 20.3 66.0
Paraguay 1.9 38.0 54.0
Brasil 1.6 37.1 62.0
El Salvador 1.6 20.6 66.8
Estados Unidos 1.2 25.8 67.6
Uruguay 1.1 23.7 73.0
Fuente: The AmericasBarometer by the Latin American Public Opinion Project (LAPOP), www.LapopSurveys.org.
En el manejo del gobierno como tal, existe más división entre las opiniones sobre si los hombres o las mujeres serían mejores, aunque domina también la percepción de que las mujeres lo harían mejor, como se muestra en la Tabla 2 para el caso de la economía.
Tabla 2- ¿Quién va a hacer el mejor trabajo al manejar la economía nacional: un hombre, una mujer o no importa?
Un hombre Una mujer No importa el sexo
(%) (%) (%)
Colombia 46.1 7.3 55.2
Perú 43.2 14.9 68.8
Rep. Dom. 40.6 20.4 73.7
Paraguay 39.8 11.7 52.5
Chile 35.9 8.2 58.4
Honduras 35.3 12.3 70.2
Bolivia 34.7 14.0 72.7
Venezuela 33.3 18.8 46.6
México 32.9 11.9 55.4
Ecuador 31.5 13.1 51.4
Nicaragua 28.8 12.9 42.0
Surinam 28.2 8.0 48.6
Belice 27.3 12.7 55.9
Brasil 25.5 9.5 69.8
Uruguay 22.4 7.8 65.1
Costa Rica 21.5 8.3 47.9
Jamaica 20.9 13.1 65.7
Argentina 20.9 13.5 39.0
Trinidad y Tobago 19.1 22.3 63.3
Guyana 18.9 28.0 66.0
Panamá 18.6 8.8 53.1
Haití 18.1 18.7 58.6
El Salvador 16.8 9.5 60.0
Guatemala 14.9 16.3 63.8
Estados Unidos 10.3 5.0 84.7
Fuente: The AmericasBarometer by the Latin American Public Opinion Project (LAPOP), www.LapopSurveys.org.
Ahora bien, si hay más individuos que opinan que las mujeres son mejores para gobernar que los hombres, ¿por qué no hay más mujeres gobernando? La respuesta está en la tercera columna de las tablas 1 y 2: existe una mayoría en prácticamente todos los casos que no considera relevante la distinción de sexo para gobernar.
Este escenario dificulta la mejora en las condiciones de la mujer a través de la representación de género. Muchos países inducen esta cuestión a través de cuotas de género en candidaturas, dado que naturalmente no se da. Y también pasa porque los votantes demanden la mejora de las condiciones de la mujer para inducir a que los candidatos y gobernantes—independientemente de su sexo—promuevan dicha mejora.
* Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Stanford. Jefe del Departamento de Ciencia Política del ITAM en la Ciudad de México.