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Porqué nos gustan los súper héroes

 

Michel Olguín

Batman, Superman, la Mujer Maravilla, Iroman, Capitán América, Black Widow y Hulk, entre otros, son algunos de los súper héroes que nos encantan y nos inspiran ¿pero por qué nos atraen tanto?

De acuerdo con Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, hay varias razones por las que nos gustan: la idea de lo anti-cotidiano; una conducta pro-social y que son contra-intuitivos.

1.- La idea de lo anticotidiano nos atrae porque estos personajes están fuera de nuestra esfera. En la vida real nos aburrimos y por eso siempre buscamos una ficción que implique salirnos de la norma, y en ese aspecto los cómics, en el género de los súper héroes, nos encantan.

Una característica de estas historias es que siempre está involucrada la cultura, es decir, el tipo de sociedad que somos; qué buscamos, qué nos duele, de qué carecemos y cuáles son las respuestas que podemos encontrar en estas fantasías.

Esto ocurre en todas las sociedades, explicó el profesor universitario. En una comunidad rural podemos identificar sus fiestas relacionadas con sus ideales, pero al mismo tiempo establecen una crítica o un rito que implique castigo al el mal. Por ejemplo, castigan a Judas.

2.- Una característica de todas las historias de superhéroes de “Marvel”, “DC-Cómics”, e incluso Star Wars, es que hay una conducta prosocial, y siempre es bien vista, pero al mismo tiempo primitiva. “No sólo voy a actuar bien, sino que voy a castigar severamente al villano”.

Nos gustan los relatos con historia y narración, en los que el súper héroe tiene un logro social, un ideal y un valor que maneja cada sociedad. Por ejemplo, sancionar al villano nos representa una especie de reivindicación.

Cuando vamos al cine a ver una de estas películas salimos contentos, como sí hubiéramos reivindicado algo en la sociedad, como si fuera más justa, pero en la realidad no cambió nada.

Por ejemplo, en Los juegos del hambre, la protagonista Jennifer Lawrence representa a Katniss Everdeen, una joven de origen humilde que se enfrenta a todo el sistema y libra una guerra.

“Salimos contentos de la función porque sentimos que algo pasó, pero en la realidad no cambió nada, al contrario, Jennifer Lawrence se hizo increíblemente rica y el capitalismo sigue existiendo”. Sin embargo, para nosotros es como una forma de reivindicación en la fantasía.

A decir del académico universitario, esto es terrible porque se genera un fenómeno llamado interpasividad, es decir, una situación en la que otro nos sustituye.

Un ejemplo son las redes sociales, donde creemos que somos interactivos al darle like a un post que dice “salvemos la ecología”, y nos sentimos activistas, pero en el fondo no realizamos ninguna acción.

3.- Los superhéroes son contraintuitivos, es decir, muestran algo diferente de lo que generalmente haríamos. Nos sorprenden de una manera que no esperábamos y por lo tanto los admiramos. “De repente decimos qué brillante y qué maravilloso, y esto es un ideal que implica algo fuera de lo establecido”.

Por ejemplo, sus superpoderes: Superman vuela, el Hombre Araña trepa por las paredes, Batman es un estratega del más alto nivel y su condición física es muy buena; Linterna Verde es muy creativo; la Mujer Maravilla es hija de Zeus y tiene una fuerza tremenda, entre otros súper héroes.

Un interés social

De acuerdo con el especialista, todas estas historias tienen peso e interés dentro de ciertos grupos sociales, particularmente porque representan una serie de narrativas que no encuentran en otros espacios.

Se trata de una forma de espejear nuestros propios problemas y encontrar soluciones en ciertos elementos o dudas de nuestro propio actuar. “En cierto sentido, estas historias nos enriquecen”.

Otra característica de los cómics, particularmente los norteamericanos, es la ideologización o colonización de la honestidad y de la bondad, valores que implican que todo aquello que no sea norteamericano es malo. Por ejemplo, el villano debe ser extranjero, ya sea ruso, alemán, afgano, y siempre mal encarado.


¿Y los villanos?

La palabra villano significa fuera de la villa, es decir, aquel que está fuera de la colectividad. En cierto sentido, también representaría un desconocimiento de la “alteridad” del superhéroe.

Por eso lo miramos como el villano, pero desde su propia perspectiva también tiene sentido su narración. De hecho, “desde hace algunos años se puso de moda darles voz, e incluso los mismos niños decían que es más interesante ser como Dart Vader, Maléfica o Megamente”.

Además, siempre los caracterizan calvos, con una mirada chueca o una postura encorvada, como “Gargamel” de los Pitufos, o incluso el “Joker”, que tiene una risa fuera de lo común y nos causa extrañeza. Si fuera una risa normal, no encajaría en las características del villano.

Esta moda de intentar reivindicarlos muestra su historia desde otra narrativa y por qué son como son. Así, se vuelven un personaje fuera de lo común, que no se aburre y entra en la anticotidianeidad. Por eso nos encantan, y esto nos habla del terrible aburrimiento en el que nos encontramos.

De hecho, el villano también supera injusticias. En este caso, como sociedad nos sentimos traicionados por la política, los valores, los sistemas sociales o de salud, y ser un villano es una forma de reivindicarse. Por lo tanto, nos traen lógica y nos gustan, concluyó el académico universitario.

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