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¿Qué sabemos a un año de la COVID-19?

 

 

 

 

No hay una sola institución universitaria donde no se investigue algún aspecto de la pandemia y cómo ayudar a resolverlo: Antonio Lazcano

“A un año de surgir la pandemia de la COVID-19 en Wuhan, China y extenderse por todo el mundo es mucho lo que sabemos del virus y es mucho lo que ignoramos”, señaló Antonio Lazcano, profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la UNAM.

Hoy sabemos que no apareció de la nada, hemos entendido muy bien cuál fue el surgimiento, cuáles son los mecanismos de evolución y así hemos aprendido a tomar las medidas para protegernos, añadió.

La enfermedad es causada por el virus denominado SARS-CoV-2, un pariente muy cercado del virus que ocasionó la epidemia del SARS hace aproximadamente 15 años.

Es pariente cercano del virus que provocó la pandemia del MERS, una enfermedad que brincó de los murciélagos a los camellos y luego a los humanos, y “que es extraordinariamente agresiva pero se  contuvo muy bien”.

Todos los coronavirus son virus de RNA, es decir que mutan constantemente, pero en el caso del SARS-CoV-2 posee un mecanismo de edición que corrige los errores. “Esto es como lo que hace mi teléfono celular, al escribir una palabra mal, el programa lo corrige automáticamente, así el virus tiene una molécula que sabemos se robó de unas células que le permiten mantener una baja tasa de mutación”.

“Se trata de una ventaja enorme, de hecho, algunos investigadores lo llaman el talón de Aquiles del SARS-CoV-2, porque eso significa que cuando salga la vacuna o tengamos anti virales van a funcionar para prácticamente todas las variantes por un buen tiempo”.

Sin embargo, las autoridades sanitarias no deben descuidarse, deben vigilar de forma epidemiológica o molecular, para asegurarse que no aparezca una forma más agresiva o resistente.

Todas las entidades biológicas mutan constantemente e inevitablemente y como este es un virus de RNA finalmente también muta. Es decir, cambian las letras del mensaje genético que posee, pero son cambios lentos.

Hasta el momento se ha documentado que el virus del SARS-CoV-2 acumula más o menos dos mutaciones puntuales por mes. No obstante, si comparamos a un paciente de Dinamarca con uno de Brasil, la diferencia será de siete nucleotidos o siete letras. “Eso nos permite reconstruir los linajes, que son simplemente los árboles genealógicos del virus en donde aparece”.

En el caso de México, el Instituto de Biotecnología de la UNAM realiza cuidadosamente una vigilancia epidemiológica y así se han detectado seis grandes divergencias, pero todas son muy iguales. “Es como si una familia tuviera seis hijos ligeramente diferentes, pero todos con el mismo nombre y apellido”.

El caso cero

El caso cero sigue siendo un misterio. “No sabemos cuál fue la primera persona infectada, pero sabemos que la primera en fallecer fue un joven oftalmólogo chino que con un enorme profesionalismo avisó a las autoridades sanitarias de Wuhan”. Al principio lo ignoraron, desafortunadamente falleció y fue después que se tomaron una serie de medidas.

¿Por qué es importante saber quién es la primera persona infectada?  Permite reconstruir los tiempos sobre cómo se extiende la epidemia e identificar cómo evoluciona el virus.

Aunque no se tienen registros del caso cero, hoy se conoce que el virus ha mutado lentamente y es así que “podemos detectar si algunas personas les afecta más que a otras y desde luego los mecanismos de transmisión”.

Hay que entender que a medida que el mundo se globaliza, los virus se distribuyen con mayor eficacia y eso nos dificulta saber exactamente cuándo y en dónde aparecieron.

El surgimiento de los virus es un fenómeno natural, constantemente brincan de una especie a otra. No obstante, entender esta situación permitirá a la especie humana desarrollar políticas de vigilancia epidemiológica para que cuando aparezca otro virus (que va a aparecer) se puedan movilizar recursos médicos, sociales y económicos para contener la enfermedad y que no cause efectos devastadores.

Las vacunas y los grupos vulnerables

Actualmente se desarrollan aproximadamente 140 vacunas. Pfizer anunció a través de un boletín de prensa que probó su prototipo en 90 personas, a unas se les aplicó la vacuna y a otras placebos. Para este número examinado hay 90 por ciento de eficacia de la vacuna, porque es un grupo relativamente pequeño.

“Seguramente cuando examinemos a 40 mil voluntarios nos vamos a encontrar con que la eficacia desciende, pero eso no importa porque sigue siendo una vacuna eficaz.”

Una desventaja es que debe mantenerse a 70 grados bajo cero en nitrógeno líquido. Eso se logra fácilmente en una ciudad, pero es muy difícil mantenerlas en un lugar como por ejemplo Chalco, o a un sitio de la Sierra de Chiapas.  No obstante, “tenemos que garantizar que todos los mexicanos estén protegidos”.

En algún momento se recuperará la normalidad que perdimos, pero “yo no quiero regresar a esa normalidad donde los medicamentos sean un privilegio de la gente con dinero, y por ejemplo los indígenas, los desempleados y la gente marginal de la sociedad no tengan acceso a esos beneficios.”

La pandemia ha revelado los problemas que son terribles y que muchos sabíamos gracias al activismo de grupos feministas como son la violencia ejercida contra mujeres y niñas. “Espero que la normalidad incluya la desaparición de esa violencia”

En la UNAM

“Estoy muy conmovido con las acciones que ha tomado la universidad junto con otras instituciones hermanas como el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y otras instituciones estatales”.

De hecho, los institutos de investigación se han movilizado de una manera extraordinaria. “Si uno revisa el mapa académico del país, no hay una sola institución donde no se investigue algún aspecto de la pandemia y cómo ayudar a resolverlo”. Se ha dado una cohesión a la comunidad universitaria extraordinaria.

De hecho, la UNAM se ha mantenido gracias a los esfuerzos de la comunidad universitaria. Está viva a través de las clases por zoom, las reuniones y las notas periodísticas publicadas.

“Estamos obligados a hacer que instituciones tan valiosas como la educación superior mantengan activa la vida académica y la vida intelectual del país y al mismo tiempo luchar contra la pandemia. Lo hemos logrado y es algo admirable”

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