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Rumbo a una comunidad universitaria de América del Norte

Resultan de especial interés, los puentes que las universidades públicas mexicanas –sobre todo la Universidad Nacional--, han ido construyendo desde hace tiempo con sus contrapartes al norte del muro imaginario (aún) del señor Trump.

Ante el muro de la discriminación, las universidades de México, Estados Unidos y Canadá construyen puentes para abrir el mundo a miles de jóvenes de los tres países.

En el mundo bizarro de Donald Trump, América será grande de nuevo, aislándose del resto del planeta, complaciendo a los segmentos más atrasados de su sociedad. Con odio, gritos y amenazas, la Casa Blanca ha construido una verdadera muralla política que la separa del pensamiento moderno, la diversidad y la innovación.

En contradicción abierta con prácticamente todos los valores y principios que llevaron a Estados Unidos a convertirse en la economía más poderosa del siglo XX, el presidente Trump desafía abiertamente a quienes creen que defender la naturaleza es una prioridad de todos, también a quienes reconocen a este país como una nación creada y siempre enriquecida por sus inmigrantes.

El carbón por arriba de la tecnología, la fuerza militar como argumento supremo, el odio sobre la razón; no debería sorprender a nadie que sean los universitarios y sus instituciones las voces más críticas a la tambaleante nueva Casa Blanca. Entre esa elite intelectual que tanto dice despreciar el presidente, supera al 90 por ciento el rechazo a la ofensiva racista y religiosa con que Trump despegó su gobierno.

En particular, el tema de los derechos humanos y derechos civiles de los jóvenes que no responden al modelo de “americano auténtico”, ha encontrado franca y abierta oposición dentro de los campus de la mayoría de universidades estadounidenses. Desde la Ivy League, a las cerca de 400 universidades públicas del país.

Por ello, resultan de especial interés, los puentes que las universidades públicas mexicanas –sobre todo la Universidad Nacional–, han ido construyendo desde hace tiempo con sus contrapartes al norte del muro imaginario (aún) del señor Trump.

La reciente visita a Washington de Enrique Graue, rector de la UNAM y oftalmólogo de profesión, es un paso importante en la dirección de convertir en realidad un proyecto de unidad regional en la generación de conocimiento y formación de profesionales de alto nivel en América del Norte.


El Acuerdo Trilateral Universitario para el que trabajan universitarios de México, Estados Unidos y Canadá se centrará en atender en conjunto sobre temas específicos que afectan a la región, entre ellos, seguridad alimentaria, movilidad estudiantil y salud.

En el marco de la reunión plenaria de la Asociación de Universidades Públicas de Estados Unidos (APLU), los rectores y presidentes de instituciones de educación superior de América del Norte manifestaron su interés por suscribir el proyecto en un futuro próximo y llevar adelante tareas específicas de colaboración académica.

Se ha demostrado a lo largo de la historia que la relación de nuestras sociedades, particularmente en los círculos académicos, han sido más fuertes que a nivel gobierno. La generación de conocimiento, y más aún en el mundo globalizado, implica el trabajo conjunto de investigadores de diferentes nacionalidades y disciplinas.

Otro tema central de este acuerdo trilateral universitario es el de la movilidad estudiantil, pues en el mundo actual la internacionalización es parte central en la formación de las nuevas generaciones de profesionistas.

“Es muy importante atacar conjuntamente aspectos como la seguridad alimentaria para los próximos 35 años y reforzar la investigación sobre la resistencia a los antibióticos que se está registrando en nuestra región”, destacó el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.

El rector Graue reconoció que La unión entre universidades es clave para un futuro más justo. Ante los rectores de 237 universidades públicas de este país, agradeció la solidaridad universitaria con los cerca de 800 mil “Dreamers”.

En una conferencia impartida por el rector mexicano, señaló que las instituciones de educación superior de ambos países requieren estar unidas para hacer frente a los retos y construir un futuro mejor: más responsable, más unido, y con justicia y libertad.

El rector de la UNAM fue uno de los primeros líderes mexicanos en reconocer la importancia de rechazar las posiciones xenófobas y racistas del presidente Trump. Tanto que, a principios de año, se convirtió en el primero rector de la UNAM en participar en una marcha pública en casi medio siglo.

El hecho de que la mayoría de los Dreamers son jóvenes que nacieron en México y llegaron al país como bebes de familias inmigrantes sin papeles y que ellos mismos constituyen, como parte de la demografía Latina de Estados Unidos, el sector más dinámico en todo el sistema de educación superior estadounidense, son dos factores que obligaron al Departamento de Justicia a detener, “por lo pronto”, la promesa de Trump de deportar masivamente a todos esos “bad hombres” y a las cortes a frenar (hasta ahora) la prohibición de entrada al país a estudiantes provenientes de países de mayoría musulmana.

Entre las primeras voces que se alzaron contra Trump estuvieron, a este lado de la frontera, los integrantes de la APLU.

“A nombre de mi país, me gustaría expresarles nuestro agradecimiento”, subrayó Graue durante su visita a Washington D.C. “Por nuestra parte, continuaremos fomentando la tolerancia, la pluralidad y el respeto”, enfatizó.

Los modelos de producción contemporáneos, explicó, han demostrado ser insostenibles, y como respuesta a los cambios económicos mundiales han surgido tendencias nacionalistas y proteccionistas que alcanzan niveles de intolerancia, xenofobia y, por lo tanto, generan tensión social.

“En respuesta a esas actitudes tenemos la responsabilidad de promover la diversidad, la pluralidad y la tolerancia en nuestro mundo globalizado”, dijo, en presencia de la presidenta de la APLU, Teresa A. Sullivan y de la subsecretaria Adjunta de Derechos Civiles del Departamento de Educación de Norteamérica, Candice Jackson.

Hoy más que nunca, prosiguió Graue, la educación demanda la movilidad de los estudiantes, a fin de que puedan beneficiarse de otras experiencias. En el mismo sentido, el rector de la UNAM ha señalado, en diversos países del continente, la necesidad de que las universidades latinoamericanas se unan para apoyar a los estudiantes Latinos que pudieran ser víctimas de la ola discriminatoria de la Administración Trump.

En Washington, ante sus colegas de una asociación que representa a varios millones de estudiantes, el rector mexicano expuso cifras de la cooperación que existe entre la UNAM y las instituciones norteamericanas:

Actualmente se tienen 103 convenios con 68 universidades y organizaciones, además de que cerca del 20 por ciento de las publicaciones científicas se realizan en colaboración con investigadores estadounidenses.

De 2008 a 2016, la Universidad Nacional envió en intercambio a 932 alumnos y 88 académicos a instituciones del vecino país del norte, mientras que recibió a 228 estudiantes y 265 académicos.

Canadá, agregó, es otro destino importante. Se tienen 25 convenios con 17 universidades u organizaciones. Las publicaciones de investigación científica con esa nación representan el 3.5 por ciento. Y en los últimos ocho años la UNAM envió a 295 alumnos y 24 académicos de intercambio, mientras que recibió a 89 alumnos y 51 académicos.

La educación superior en México y América Latina, destacó Graue Wiechers, es el principal vehículo para la movilidad social, así como para el desarrollo de una sociedad más próspera y justa.

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