Imposible negarlo: este 2020 merece plenamente la denominación de Annus horribilis.
Al paso actual, terminaremos el año con 80 millones de personas infectadas por el Covid-19 y casi 1.5 millones de muertes a causa de una enfermedad hasta hace muy poco inexistente.
Además, por supuesto, la feroz depredación del medio ambiente nos tiene ya al borde del ecocidio. Los registros del calentamiento global son, mes con mes, los más altos de la historia. Huracanes, sequias y desastres naturales son peores que el año anterior. Socialmente la mayor parte de las economías nacionales se derrumban y la brecha entre los más ricos y los más pobres es ya un abismo. La globalización se hace añicos mientras el racismo, la xenofobia y la violencia criminal se desparraman en varias regiones del planeta.
Y sin embargo, aquí estamos. De píe y optimistas. Esperando que estas fiestas decembrinas nos ayuden a recuperar conciencia sobre lo que realmente importa. Un plato de comida para todos en la mesa. Un momento de serenidad para reconocer a la solidaridad, el respeto y el amor como valores superiores. Muy por encima, por supuesto, del becerro dorado que hace maletas para abandonar la Casa Blanca.
Convencidos de que es posible vencer al bicho, de que se debe construir una nueva economía verde y de que el capitalismo salvaje no es el único camino posible, llegamos al último mes de este 2020, con la convicción de que sabremos construir el 2021 como uno mucho mejor.
Ya convertido plenamente en la primera minoría étnica de Estados Unidos, el diverso universo Latino hace cuentas sobre el doloroso impacto de la crisis. Con dolor miran hacia Latinoamérica y ven el desastre de violencia, enfermedad y pobreza en que se encuentran la mayor parte de sus países de donde llegaron sus padres y sus abuelos. Esperan a que antes de Semana Santa el presidente Biden cumplirá la promesa que Barak Obama nunca se atrevió a intentar cumplir: la reforma migratoria pendiente desde hace tres décadas que ratifique su plena condición de Americanos.
Los Latinos, todos, lo sabemos. También Somos Americanos. Lo éramos hace 7 años que nació esta publicación y lo somos ahora. Sobre todo, en este 2020 que nos topamos de frente con el adversario, pudimos encontrar nuestra fuerza en la vida misma.
Conscientes todos de que el gran mal de los últimos tiempos –el trumpismo–, no se borrará de la noche a la mañana y muy probablemente dejará secuelas, los Latinos saben que son el grupo social con mayor crecimiento demográfico de este país, el segmento con mayor presencia en todos los niveles educativos —desde kindergarden a la Universidad–, que son quienes más negocios emprenden. Y porque entienden que el futuro ha llegado y es suyo, llegan al final de este 2020 con animo de fiesta.
Gente de música, feliz compartiendo las comilonas decembrinas, la gran mayoría de la ciudadanía hispana votó de manera correcta en las pasadas elecciones presidenciales. Como representantes de pleno derecho de la última gran oleada migratoria que construyó la verdadera grandeza de este país, buscan integrarse a nuestros hermanos –afroamericanos, judío americanos, italianamericans, irishamericans, etcétera–, para, juntos, disfrutar las fiestas decembrinas. Están listos para celebrar, ojalá lo hagamos con cubrebocas, con las manos muy limpias, sana distancia y excelente ventilación.