Leonardo Huerta Mendoza / Alberto Resendiz
De acuerdo con el informe más reciente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), “Evaluación Global de los Reptiles”, se encontró que aproximadamente 21 por ciento de las especies de reptiles están en riesgo de extinción y que las amenazas más graves para los reptiles de todo el mundo son la pérdida de su hábitat causada por creciente agricultura, la deforestación y el desarrollo urbano.
En la identificación de los factores de riesgo de extinción y en el diseño de mapas de las distribuciones de los reptiles como parte del informe, participaron más de novecientos expertos de todo el mundo.
Parte de la información de la IUCN fue recogida en un artículo que apareció en la revista Nature, A Global Reptile Assessment Highlights Shared Conservation Needs of Tetrapods, en el que se amplió la información de la IUCN.
“La situación en México no es diferente. De acuerdo con las evaluaciones que se han hecho en el país, tenemos cerca de 970 especies de reptiles, que corresponden más o menos al 8.2 por ciento del total de especies en el mundo, un porcentaje muy alto del que los mexicanos tenemos la responsabilidad de cuidar y de mantener para el futuro”, dice Víctor Hugo Reynoso Rosales, especialista en reptiles del Instituto de Biología de la UNAM.
La evaluación de la lista roja de la Unión Internacional está basada en evaluaciones previas hechas para todas las especies, y muchas de estas evaluaciones también se hicieron para las especies mexicanas, explica el investigador.
En el mapa del artículo aparece México perfectamente bien delineado, cuántas especies están en riesgo y de que manera se está afectando los linajes evolutivos de las especies.
“Desgraciadamente no se ha hecho un ejercicio similar, exclusivamente para la, y creo que sería muy interesante hacerlo”, dice Reynoso Rosales.
“Pero hice algunos cálculos en función de las evaluaciones a partir de la NOM-059, en la que se observa que también hay un número muy grande de especies consideradas en riesgo”.
Reptiles mexicanos
Debido a nuestra privilegiada ubicación geográfica, con ecosistemas de todo tipo, desde climas muy secos hasta bosques tropicales muy húmedos, y altitudes del nivel del mar hasta alta montaña, tenemos una amplia diversidad de especies de reptiles.
En el norte hay desiertos a nivel del mar o en el altiplano, y en el sureste, en estados como Veracruz, Oaxaca y Chiapas hay selvas tropicales a nivel del mar, pero a medida que aumenta la altura va surgiendo el bosque mesófilo y el bosque de pino.
De las 970 especies, 142 están enlistadas en la NOM-059 como Amenazadas y 27 como en Peligro de Extinción, es decir, 169 especies. Esto significa que cerca de 14 por ciento del total de las especies mexicanas están en riesgo de extinción. Un porcentaje cercano al 20 por ciento, que señala el artículo están en peligro en el resto del mundo.
“Ahora bien, en la NOM-059 hay una lista de 274 especies adicionales que se consideran en Protección Especial, de las que no se están claras sus tendencias de extinción, pero es posible que con la explotación que les dan los humanos o el deterioro de su ambiente pueden estar en una categoría de amenazadas o en peligro de extinción en un futuro cercano”, explica el investigador.
Muchas especies de tortugas acuáticas están en esta lista de protección especial. Por ejemplo, numerosas especies de tortugas marinas se encuentran amenazadas, pero las poblaciones de tortugas de agua dulce son muy maltratadas por el uso particular de los seres humanos y por la contaminación de los ríos del sur de México, sobre todo. Es muy posible que en el corto plazo pasen a una categoría de amenazadas.
Otra amenaza muy grande para reptiles que son considerados venenosos, como las serpientes de cascabel, coralillos y especies de serpientes no venenosas similares, y lagartijas como dragoncillos e iguanas espinosas que tampoco son venenosas, es el temor infundado de la gente que constantemente las mata.
Especies de uso humano y su riesgo de desaparecer
En México, los reptiles son muy utilizados por las comunidades indígenas desde antes de la Colonia, son parte del ambiente y de su cultura alimentaria. El uso de los reptiles es un riesgo muy grave, porque el incremento de la poblacional está asociada con la pobreza en sitios rurales. Entre más pobreza habrá más gente que utilice los recursos naturales para su subsistencia, hasta que finalmente acaben con esos recursos.
Entre los reptiles mas usados están todas las especies de iguanas, que se consumen en muchas regiones del país, pero también se comen los cocodrilos, las serpientes de cascabel y tortugas de agua dulce, incluidos los huevos de las tortugas marinas. Al ser usadas de manera tradicional, hay un comercio hormiga muy grande de estas especies.
“A pesar de que están protegidas y de que están dentro de la lista de la NOM-059, a nivel de comunidad local hay gente que se dedica a extraerlas y hay gente que se dedica a venderlas, y esa venta es para consumo propio, para reventa o incluso para tráfico al exterior del país, legal o ilegal”, dice el investigador.
Al ser parte de usos y costumbres o uso tradicional de recursos, la ley es un poco laxa porque las comunidades pueden usarlas, pero no de venderlas, ni localmente, pero hay cazadores que las atrapa y las distribuye a los mercados.
Indígenas muy pobres han sido arrestados con algunos de estos animales y los meten a la cárcel; les cobran una multa de miles de pesos que no tienen. “Es una zona muy oscura porque se entra en un conflicto de tipo social, pero por el otro lado está el conflicto de la conservación de las especies”, Reynoso Rosales.
El problema del uso de los reptiles se va a volver bastante grave si no se hace algo pronto. Aunque hay programas de gobierno que han intentado el uso sustentable de este recurso, salvo en contadas excepciones, han sido bastante ineficientes en el caso de los reptiles. Por eso es importante implementar programas amplios que incluyan junto con el uso sustentable, la protección del hábitat en amplias zonas, promover la restauración de las selvas y de los bosques en general, incluso de los desiertos.
Amenazas para los reptiles
La transformación de los suelos nativos a suelos de cultivo o de ganadería es lo que más daña a las poblaciones de reptiles porque conlleva arrasar la vegetación original, y todos los animales que en ella habitaban, que son muchísimos, también desaparecen.
“De esta manera, desaparece un ecosistema completo. Si continúa el cambio de uso de suelo como hasta ahora es posible que se acabe con muchas de las especies de reptiles del país”.
La segunda amenaza sería la contaminación, que se ve muchísimo en el norte y en el sureste del país. En el norte, por ejemplo, las cementeras producen una destrucción total y contaminación brutal; las industrias mineras contaminan el agua y la tierra;
En el sur, la industria petrolera modifica el ambiente al hacer sus explotaciones, vierten muchos gases a la atmósfera y se acidifica el suelo y el agua, dañando no sólo a las poblaciones de reptiles sino también a las de anfibios, de aves, de mamíferos, de insectos y demás invertebrados.
La cacería sería la tercera amenaza para los reptiles. La extracción directa de ejemplares para el consumo humano o para la venta regional, nacional o incluso al extranjero, es una muy importante amenaza para estas especies. El comercio al extranjero se enfoca en especies muy raras de distribuciones muy reducidas que tienen un gran valor.
Consecuencias del cambio climático
Una de las consecuencias del cambio climático, de las que ya se han hecho muchas evaluaciones al respecto, se observa en la incubación de los reptiles, que depende bastante de la temperatura ambiental y de la humedad.
Si la temperatura aumenta, también hay un aumento en la temperatura del suelo lo que podría causar cambios importantes en las incubaciones. Si una lagartija pone sus huevos en sus sitios de puesta, ya conocidos por la especie, y ese sitio se sobrecalienta es posible que no nazcan sus crías o si nacen quizá tengan algún tipo de deficiencia fisiológica o conductual.
“Las consecuencias del aumento en la temperatura pueden ser muy graves en las tortugas marinas porque el sexo de sus crías depende de la temperatura, que podría hacer que todas las crías nazcan hembras”, finalizó el académico universitario.