Pepe Herrera
De acuerdo a relatos indígenas transmitidos oralmente, durante una noche de invierno un terremoto de magnitud entre 8.7 a 9.2 azotó con furia desde el centro de la Isla Vancouver, Canadá hasta la costa norte de California, Estados Unidos. El evento ocurrido en la zona de subducción de Cascadia provocó que el tamaño de la rotura fuera de alrededor de 1000 kilómetros de largo y se produjera un desplazamiento de la tierra de al menos 20 metros.
Del otro lado del mundo, como consecuencia de este fenómeno geológico, registros japoneses mencionan que “grandes cantidades de mar fueron retiradas” y horas después, “un gran tsunami impactó la costa este de Japón” afectando las regiones de Miyako, Nakaminato, Miho y Tanabe. Gracias a esta información es posible saber que el sismo ocurrió el 26 de enero de 1700 alrededor de las 9:00 P. M.
Bajo este antecedente, el Dr. Raúl Valenzuela, del Instituto de Geofísica de la UNAM, no descarta la posibilidad de que pueda suceder un terremoto de gran magnitud de nueva cuenta en esta zona tras el descubrimiento que hicieron científicos de la Universidad de Washington al hallar una grieta en el fondo marino, cerca de la costa de Oregón, de la cual fluye material conocido como ‘lubricante tectónico’.
“Los antecedentes sugieren que hay una probabilidad de que pueda ocurrir un sismo de esa magnitud. A lo largo de la historia tenemos registros de estos eventos y recientemente han ocurrido algunos como el terremoto de 2004 en Indonesia o el de 2011 en Japón. Este tipo de terremotos no son frecuentes, pero la posibilidad siempre existe y esta zona de la Cascadia lleva más de 300 años acumulando energía”, comentó.
La grieta que fue bautizada como ‘Pythias Oasis’ no es reciente, ya que al menos desde 2015 se ha estado estudiando y se cree que su antigüedad es de al menos 1500 años. Esta filtración es especial, de acuerdo al coautor de la investigación Evan Solomon, para la comunidad científica ya que si “bien existen sitios donde hay filtración de fluidos, hay algunos que son difíciles de detectar desde la superficie del océano y este es el primer sitio conocido que se muestra tal cual.”
De acuerdo a la investigación, el escape del ‘lubricante tectónico’ aumenta la fricción entre las placas tectónicas y permite que éstas acumulen mayor energía, la cual eventualmente será liberada por un sismo; la fuga de este material es peligrosa, ya que los terremotos pueden ser más dañinos.
“Cuando hay una gran cantidad de este lubricante tectónico entre dos placas, la acumulación de energía es más lenta. Pero si el fluido se está escapando, hay más fricción entre éstas y a la larga se producirá un fenómeno geológico de gran magnitud, en este caso un terremoto”, señaló Valenzuela.
Se sabe que este fluido es de origen tectónico, ya que las observaciones muestran que éste proviene directamente de la zona de subducción de Cascadia, donde se juntan la placa de Juan de Fuca y placa Norteamericana, donde las temperaturas se estiman entre 150 y 250 grados Celsius (300 y 500 grados Fahrenheit).
Si bien los científicos aún no pueden predecir sismos, datos recientes revelan que las probabilidades de que se dé un terremoto de gran magnitud en esta zona de la Cascadia en los próximos 50 años es de 15%. Aunque la probabilidad no sea tan alta es importante estar conscientes del peligro y prepararnos para enfrentarlo.
México no se vería afectado
De acuerdo al Profesor Valenzuela, visualizando un escenario hipotético en donde este terremoto se suscitara, no habría afectaciones para México, debido a su lejanía con el epicentro. Este mismo escenario aplicaría en caso de que se iniciara un maremoto.
“Las principales zonas afectadas por el terremoto serían Seattle, Washington y Portland, Oregon en el caso de Estados Unidos; en Canadá habría afectaciones en Vancouver. El maremoto que se produciría por este evento afectaría a las costas de los estados de Washington y Oregon y de la provincia de Columbia Británica en América del Norte y a Japón principalmente como sucedió en 1700”, indicó.
No hay necesidad de alarmarse
Cuando se dan a conocer este tipo de noticias, usualmente algunas personas tienden a exagerar la información o sacarla de contexto provocando miedo entre la población.
Raúl Valenzuela pidió a la comunidad en general no alarmarse y tratar de informarse lo mejor posible por medio de la prensa científica. De igual manera, señaló que saber que esta clase de eventos ocurren en La Tierra, debe concientizarnos y prepararnos. “Nosotros como científicos debemos dar la información en su justa medida y dimensión para que la población esté preparada ante este tipo de eventos”, concluyó.