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Violencia estética: atacar a la mujeres por su físico

Pepe Herrera

La imposición de ciertos estándares estilísticos para ser considerada “bella” ha afectado a muchas mujeres de diferentes maneras. Estos patrones arbitrarios de belleza son parte de un sistema de prácticas y creencias que espera que las mujeres se comporten de cierta manera y posean un modelo hegemónico de cuerpo.

La violencia estética y sus efectos en las mujeres

María de Jesús López Alcaide, doctoranda en sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, explica que esta imposición se conoce como violencia estética y puede desarrollarse en cualquier ámbito y durante toda la vida.

López Alcaide indicó que la violencia estética es abrumadora, ya que cumplir con los estándares de belleza que se han manejado desde hace años es algo casi irreal, que pocas veces se alcanza. A pesar de ello, explicó que, una vez que se establecen estos sistemas o narrativas, hay agentes propagadores (como los medios de comunicación, las empresas, los propios hombres) que diseminan “el modo correcto de cómo las mujeres deben ser o verse”.

“A nosotras, como mujeres, nos dicen que no somos lo suficientemente valiosas si no encajamos con ciertas prácticas como ser delgada o ser femenina. De igual forma, si nos maquillamos poco, si no nos depilamos las piernas o si no nos rasuramos, se nos critica. Realizamos una serie de rituales que vamos interiorizando de tal manera que creemos que, si los cumplimos, nos ayudarán a posicionarnos en el mundo y aumentar nuestra autoestima, pero no es así”.

Agregó que la violencia estética no solo desata inseguridades en las mujeres de manera general (físicas, sexuales, intelectuales), sino que también puede incitar al odio y a realizar agresiones verbales.

“Por ejemplo, el modelo de mujer que se nos ha vendido como ideal tiene dos vertientes: la de grandes senos y caderas, cintura pequeña, pompas grandes; y la delgada (sin curvas y sin proporción alguna). Entonces, las mujeres que no tienen estas características tienden a crear recelo, odio o antipatía con las que sí las tienen, y además desarrollan una sensación de fracaso. Esta situación es algo que no debería suceder porque nos agredimos entre mujeres y, finalmente, los modelos de mujer que anteriormente comenté se han construido desde una visión masculina”.

Interseccionalidad y violencia estética

López Alcaide manifestó que para entender la violencia estética es necesario comprender el concepto de interseccionalidad, el cual, de acuerdo con el artículo 25° de la “Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer”, hace referencia a que:

“Las mujeres, además de sufrir discriminación por el hecho de ser mujeres, pueden ser objeto de múltiples formas de discriminación por otras razones, como la raza, el origen étnico, la religión, la incapacidad, la edad, la clase, la casta u otros factores. Es necesario tomar determinadas medidas especiales de carácter temporal para eliminar esas formas múltiples de discriminación contra la mujer y las consecuencias negativas y complejas que tienen”. La violencia estética se fundamenta con base en las siguientes intersecciones:

  • Desde la visión sexista: “Nuestra feminidad corre riesgo porque, si no cumplimos con los estándares de belleza establecidos, somos menos mujer desde la visión masculina. Pero incluso entre las propias mujeres hay críticas como ‘eres descuidada, eres desaliñada o no le echas ganas para ser bonita’. Debemos mejorar nuestros cuerpos para que la sociedad nos acepte”.
  • Desde lo racial: “El criterio de belleza se establece desde qué tan blanca eres. Si eres afrodescendiente, indígena, árabe, no perteneces al modelo hegemónico que se le exige a la mujer para ser considerada bella. La violencia estética niega la diversidad cultural, étnica y racial. Eso lo vimos recientemente con Yalitza Aparicio, que no fue criticada por su actuación, sino por el color de su piel. Incluso fue portada en una revista de espectáculos y le hicieron photoshop para que se viera un poco menos morena.
  • Desde el rechazo a la vejez: “Las personas ‘ancianas’ son rechazadas. La violencia estética solo aprecia los cuerpos jóvenes, e incluso dentro de los estándares de la moda, una mujer de 25 años ya es considerada vieja. Se da lo que conocemos como gerontofobia, que es un rechazo a la vejez y a los ancianos. Esto lo podemos ver en la TV o en el cine: una mujer de 30 años recibe los papeles de tía; la de 40, de abuelita”.
  • Desde la gordofobia: “Se nos hace creer que las personas gordas son inferiores física, estética e intelectualmente. De igual forma, se vende que las personas delgadas son más atléticas, bonitas, inteligentes, buenas y saludables. Incluso tener unos kilos de más nos hace propensos a malos comentarios porque no estamos dentro de los cánones de belleza. Todos estos comentarios sobre el peso afectan a mediano y largo plazo porque provocan que se desarrollen trastornos mentales como la bulimia, la anorexia o el trastorno por atracón; también se puede dar la ingesta desmedida de ‘productos milagro’ para bajar de peso, los cuales generan reacciones negativas como náuseas, diarreas, estreñimiento, insomnio, excitación, fatiga o taquicardia, entre otros.

Estrategias para combatir la violencia estética

Para derribar estos modelos que limitan la belleza y la identidad de la mujer, el Gobierno de Cataluña, por ejemplo, lanzó en 2022 un plan que se basa en cuatro ejes:

  • Se examinará cómo se está aplicando en la práctica la regulación europea de tallas en las tiendas de ropa (con el fin de que todos sean y se sientan incluidos).
  • La inclusión de contenidos educativos sobre la presión estética y sus efectos en las escuelas y en los institutos.
  • Campaña de sensibilización en las redes sociales, dirigida especialmente a la gente joven, respecto al uso de los filtros y retoques fotográficos.
  • La adopción de acuerdos sectoriales con el mundo de la publicidad y de la moda, para que la representación de los cuerpos sea más diversa y se ajuste mucho mejor a la realidad.

Otro paso importante para erradicar la violencia estética es comprender que tanto mujeres como hombres debemos amar nuestro cuerpo y no necesitamos cumplir con los estándares que maneja la sociedad. Lo que sí necesitamos es tener presente que al criticar a otra persona por su peso, raza o estilo de vida podemos provocarle un gran daño.

Los hombres también suelen sufrir violencia estética, pero en menor medida. Para ellos, los estándares de belleza se basan en la estatura y la musculatura, entre otros factores físicos.

Información destacada

  1. La violencia estética es una imposición de estándares de belleza arbitrarios que afecta a las mujeres de diversas maneras.
  2. Esta imposición puede desarrollarse en cualquier ámbito y durante toda la vida, según María de Jesús López Alcaide.
  3. Los agentes propagadores, como medios de comunicación y empresas, diseminan el modelo hegemónico de belleza que las mujeres deben cumplir.
  4. La violencia estética provoca inseguridades en las mujeres y puede incitar al odio y agresiones verbales.
  5. El concepto de interseccionalidad es esencial para entender la violencia estética y las múltiples formas de discriminación que enfrentan las mujeres.
  6. La violencia estética se basa en intersecciones como la visión sexista, lo racial, el rechazo a la vejez y la gordofobia.
  7. Combatir la violencia estética requiere esfuerzos conjuntos, como medidas gubernamentales, educación y sensibilización en redes sociales.
  8. Tanto mujeres como hombres deben amar su cuerpo sin necesidad de cumplir con los estándares impuestos por la sociedad.
  9. Los hombres también pueden sufrir violencia estética, aunque en menor medida, enfocándose en aspectos como estatura y musculatura.
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