A las 8:55 MST de este día, un evento histórico tomó lugar: la cápsula de la misión OSIRIS-REx (Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos, Seguridad y Explorador de Regolitos) de la NASA tocó tierra en el desierto de Utah, traída de la superficie del asteroide Bennu.
Dentro de la cápsula yace un tesoro celestial: algunas de las rocas más antiguas del sistema solar, provenientes de un asteroide rico en carbono. Con 4.500 millones de años de antigüedad, estas muestras prometen brindar claves sobre la formación de planetas y el surgimiento de la vida en nuestro planeta, así como mejorar la comprensión de posibles amenazas asteroidales.
El lugar designado para el aterrizaje de la cápsula fue el campo de pruebas y entrenamiento del Departamento de Defensa de Utah, aproximadamente a 70 millas al oeste de Salt Lake City. Nicole Lunning, la conservadora principal de muestras de OSIRIS-REx en Johnson, compartió su entusiasmo: “El equipo de conservación de OSIRIS-REx se está preparando con entusiasmo para las muestras de Bennu”.
Las preciadas muestras serán trasladadas a una nueva instalación de conservación en Johnson, bajo la división de Ciencias de Exploración e Investigación de Astromateriales de la NASA, conocida como ARES. Esta división es renombrada por albergar la más extensa colección de materiales extraterrestres del mundo, desde rocas lunares hasta muestras de cometas.
Esas muestras serán objeto de estudios y análisis exhaustivos durante dos años, entre 2023 y 2025. Y aunque la NASA preservará al menos el 70% de ellas para futuras investigaciones, un equipo internacional de más de 200 científicos ya tiene planeado investigar sus propiedades.
En el laboratorio de conservación de ARES, ingenieros y especialistas han estado trabajando arduamente en la preparación para este momento. Desde herramientas personalizadas hasta guanteras especializadas, todo ha sido diseñado meticulosamente para manipular y conservar la integridad de las muestras. Christopher Snead, líder en manejo de partículas pequeñas y curador adjunto de OSIRIS-REx en Johnson, resalta la precisión con la que manejarán materiales, incluso aquellos más pequeños que un grano de arena.
Aprendizajes de misiones pasadas, como las del Apollo, serán esenciales para esta nueva fase de investigación y conservación. Las muestras de Bennu no sólo representan un legado de nuestro sistema solar, sino que también serán el legado para futuras generaciones de científicos.
OSIRIS-REx es un proyecto que ha involucrado a múltiples entidades y organizaciones, desde universidades hasta agencias espaciales internacionales como la JAXA (Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón) y la CSA (Agencia Espacial Canadiense).
Con el éxito de este aterrizaje, la NASA ha reafirmado su compromiso con la exploración espacial y el entendimiento de nuestro sistema solar, garantizando que la información obtenida de Bennu sirva para impulsar la ciencia, la tecnología y, quizás, el futuro de la humanidad.
Fuente: NASA