Por Jorge M. González
Era yo un joven imberbe cuando leí por vez primera “Así habló Zaratustra”, obra compleja que tuve que re-leer varias veces, llegando cada vez a conclusiones diferentes. Aquel libro, bastante “manoseado” debe aún estar en la casa materna o alguno de mis familiares lo “heredó” cuando al mudarme a otras tierras, “abandoné” la mayoría de mis libros.
Fredrich Nietzsche (1844-1900) nació en Röcken, pequeño pueblo de la provincia Prusiana de Sajonia, cerca de Leipzig, en el país que hoy conocemos como Alemania. Además de poeta, filólogo y compositor, Nietzsche profesaba un estilo filosófico radical que criticaba la cultura, la religión y la filosofía occidental, deconstruyendo sus conceptos básicos e integrales.
Los escritos y conceptos de Nietzsche dan la impresión que no abogaba por un punto de vista único de comprensión filosófica. Por el contrario, filósofos modernos coinciden en que el sajón apelaba constantemente al “perspectivismo”, usando varios puntos de vista con el objeto de retar a sus lectores para que consideren diversas facetas sobre un mismo tema.
Entre los conceptos fundamentales de su obra están el nihilismo (Dios ha muerto; los valores vigentes de la sociedad occidental se vendrán abajo por si mismos o terminará el hombre destruyéndolos) y el eterno retorno (el mundo se extingue para volver a crearse).
Nietzche, además, no creía en la igualdad y pensaba que en realidad había sólo dos clases de hombres, quienes le han dado distinto sentido a la moral: “los nobles” y “los esclavos”. La moral de “los esclavos” es la de los oprimidos y débiles para quienes son buenas la mansedumbre y la obediencia. De allí la necesidad de crear al Übermensch o “Superhombre”, quien “es un noble”, con “moral de nobles”, capaz de generar su propio sistema de valores, identificando como bueno solo aquello que se origina de la genuina ambición de lograr sus propios deseos.
De boca del “creador” de la decadente “revolución bolivariana” alguna vez escuchamos sobre la semejanza del “Superhombre” de “Así habló Zaratustra”, con Cristo y “el hombre nuevo” del Ché, resultando en la creación del “revolucionario” generado por el “socialismo del siglo 21.” Este ilógico “cucarachero” filosófico nos recuerda cuán difícil es entender la escritura de Nietzsche, especialmente por manipuladores ignorantes.
Al momento de escribir esto, van más de 50 días de protestas en Venezuela. Millones de venezolanos continúan en la calle clamando por una salida democrática. Mientras tanto, el “jefe” de ese régimen con visos absolutamente ilegales, se aferra a una ilícita “constituyente comunal” que no es más que la sórdida formalización de la dictadura.
Durante estos meses hemos visto un trágico incremento de la represión contra venezolanos opositores al fanatismo dictatorial de quienes gobiernan favoreciendo solo a sus acólitos, destruyendo la nación. Los cuerpos represivos del estado han asesinado unas 50 personas, mayormente jóvenes, y han detenido a cientos. Vemos declarar con ciega obediencia a delirantes personeros del régimen, quienes no promueven ningún “hombre nuevo movido por la ética en pro de la solidaridad y el bien común”, sino a un trastornado pseudo-“Übermensch” tropical.
