El avance tecnológico transforma todo a su paso y tratándose de las señales marítimas desde luego el cambio ha sido vertiginoso, sin embargo existen algunos puntos de partida y sobre todo de llegada, la luz que durante siglos fue la guía de quienes viajaban en el mar, los Faros, que aún siguen ergüidos, vigilantes a la entrada de muchos puertos, y ahora sirven de inspiración para la creación literaria y artística.
Si nos acercamos a la historia de las señales marítimas vemos que pasamos de las más primitivas, que eran simples hogueras colocadas en lugares altos y visibles, hasta los primeras construcciones, generalmente en forma de torres que se levantaron para conseguir que la luz pudiera verse desde mayor distancia.
El siglo XIX se consideró como la edad de oro de los faros, con los años hicieron más completa su labor con el uso de otras señales acústicas, electrónicas y visuales, hasta llegar a la actualidad, en que la que la ayuda a la navegación está altamente tecnificada y muchos de los elementos de las señales perdieron su uso original, sin embargo, los Faros siguen siendo hermosos y en el imaginario colectivo siempre serán esa luz que guía el camino para llegar a salvo a su destino.