Se acerca ya el fin de año y los dos últimos meses se caracterizan por las fiestas más celebradas, como el Día de Gracias. El banderazo de salida para los festejos que terminan con el Año Nuevo es el Halloween que cada vez se mezcla más con el Día de los muertos.
Para los mexicanos y otros pueblos centroamericanos que padecieron la llegada de los Europeos, y que vieron sus creencias y sus costumbres, su mundo mágico-religioso transformarse con las enseñanzas de la fe cristiana, festejan el Día de Muertos el dos de noviembre y comienzan desde el día primero, conocido como Día de todos los santos, para continuar con el Día de los fieles difuntos.
En el día de Halloween vemos a los pequeños ir de puerta en puerta pidiendo dulces, algunos ataviados como esqueletos mexicanos, y las niñas –y no tan niñas-, se visten de la muy famosa Calavera Catrina de José Guadalupe Posadas. Las tiendas departamentales han comenzado a vender vasos, globos, platos y demás productod con esa imagen tan característica del Día de Muertos.
Los puristas dicen que los niños de raíces Latinas no deben festejar el Halloween, y que los niños nacidos en Estados Unidos no deben vestir disfraces que evoquen el Día de muertos, señores, les tenemos noticias, el sincretismo esta en marcha, para prueba echen un ojo alrededor, la comida y la música de raíces Latinas está más que presente en la vida cotidiana.