El primer atropello mortal a un ser humano por parte de un coche autónomo (sin conductor) lo protagonizó un vehículo de la empresa Uber, en Arizona, Estados Unidos. Para Alejandra Morán Espinosa, especialista en Derecho Informático de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, la empresa Uber no es responsable, ya que “es un tercero”, y sólo es el vínculo entre la empresa de vehículos y el usuario. La empresa de transporte privado se puede ver involucrada de forma voluntaria por el alto impacto que esto puede tener en su imagen.
Morán agrega que la responsabilidad jurídica la tiene que determinar un juez, pero advierte que “la protección informática total no existe, nada es perfecto, sí perfectible, y eso incluye a la tecnología y la inteligencia artificial (IA)”.
Respecto al video publicado por medios de comunicación del momento en que ocurre el percance, señala: “evidentemente algo falló y la culpa no es de la tecnología, que sea autónomo quiere decir que sigue ciertos parámetros”, pudo ser algo en la programación, “todo es susceptible de fallar, ni siquiera la IA es realmente perfecta”.
La responsabilidad puede recaer en la empresa que lo vendió, señalando un mal funcionamiento, por defecto en el diseño o errores en los sensores o la programación.