Han pasado 50 años desde la fatídica noche del 2 de octubre de 1968, uno de los acontecimientos históricos que marcaron el desarrollo político y social del país. Una masacre de estudiantes ordenada por el gobierno que transformó a una generación. Sin embargo, para Carlos Bolado, director de la serie Tlatelolco: Verano del 68, las nuevas generaciones se han distanciado del movimiento.
“No saben mucho, tampoco hay tanta información. Saben que fue una matanza. Pasa lo mismo con Rojo amanecer: no te informaban demasiado, sólo veías la masacre. La gente se quedó con esa idea. ¿Por qué fueron asesinados? ¿Cuántos fueron asesinados?”, preguntó el cineasta.
La serie, que se transmite desde la primera semana de agosto por TV UNAM, narra los meses previos a la tragedia y las razones por las que ésta sucedió. El proyecto nació de la mano de una película homónima; no obstante, sólo el largometraje vio la luz de la pantalla durante 2012.
Fue “muy frustrante para todo el equipo, los actores; tú haces una obra para que se vea. Es deprimente, triste y penoso que esto suceda todavía en pleno siglo XXI, pero pasó,” asegura el director egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). “Era muy difícil que la serie saliera. Una obra crítica al gobierno, en el sentido que representaba al partido que estaba en el poder, el mismo durante 70 años. Yo la hice en 2010, la terminé en 2012. Sólo dejaría una pregunta en el aire… ¿qué pasó?”
La narración
Aunque la serie y el largometraje comparten material, su narración es muy distinta. Mientras que el segundo se enfoca en una historia de amor entre dos jóvenes, un estudiante de la UNAM y una alumna de la Iberoamericana, la primera busca crear una panorámica de los hechos acontecidos durante 1968, incluyendo un gran número de personajes en su narración.
La razón de las discrepancias entre una y otra se debe, en palabras de Bolado, a que su edición no fue aprobada por el productor de la cinta. “Quitamos 16 personajes de la película; al salir, faltó algo”, apuntó el realizador como una de las causas de su poco éxito.
“Aquí en México es un tema candente y la gente sabe más; de repente sacó ronchas. ‘Es una historia de amor, que no sé qué’, pero yo sabía que venía la serie. No me preocupaba. Nos pegaron fuerte en el Festival Internacional de Cine de Morelia y yo decía: ‘me va a reivindicar la serie, y nada. La serie no sale. Me quedé con esa cinta, mi versión sí tenía todo lo político. Me preguntaron mucho en el estreno: ¿es tu corte o no es tu corte? Yo dije: no, es un corte consensuado con el productor. Como yo no conseguí el dinero para la película sino él, un día me dijo: no es tu película; le contesté: tampoco es tuya. Yo sabía que mi corte era el bueno”, afirmó.
La historia
El estreno de Tlatelolco: Verano del 68 es la culminación de un proceso para Bolado que lo llevó a filmar un par de documentales sobre el mismo tema, series para canales dedicados a la historia y a especializarse en películas históricas. Además de la antes mencionada hizo Colosio: El asesinato y Olvidados, sobre la dictadura en Bolivia.
“Me eché tres cintas de épocas seguidas. Una de los años 60, otra de los 90 y una más en los 70. Fue terrible, ya no quería hacer películas de época”, reflexionó Bolado, quien debió desarrollar su ojo como cineasta para superar el reto de filmar décadas pasadas: “El México que se vivía en el 68 era menos violento. Sucedió que la ciudad se hizo más dramática en sus episodios de violencia, la gente levantó bardas, puso muros. La sociedad se escondió, se cerraron ventanas, nos atrincheramos. Eso complica todo, era una ciudad menos contaminada visual y auditivamente.”
A pesar de que la oportunidad de sumergirse en la historia de Latinoamérica se dio de manera casual, Carlos Bolado nunca dudó del llamado porque, para él, el rodaje de un proyecto con estas características es una responsabilidad civil.
“Hay que hacerlas, hay que contar esas historias, denunciar, hablarlo. Sólo había una versión de la historia del 68 y era la que contaba el partido en el gobierno, se chingaron a un montón de gente. Hubo una serie de asesinatos políticos en México y fraudes durante años. Me gusta contar historias, lo político se me da. Soy un mexicano con responsabilidades, sentido de la ética y me llega eso, ¡hay que hacerlo!”, finalizó.