“A veces las pacientes sí llegan a contarnos, porque se sienten protegidas en el momento”, afirma la enfermera Carmelina Martínez Santillán, trabajadora del Hospital General de la Villa.
Desde su experiencia, las secuelas físicas comúnmente detectadas son fracturas y contusiones, “es mínima la cantidad de mujeres que llegan al hospital con heridas punzocortantes”. Además, explica que existe un protocolo frente a situaciones que involucran violencia de género, este consiste en dar aviso a los médicos y a trabajo social, quienes darán seguimiento al caso.
Por su parte, la doctora Julia del Carmen Chávez Carapia, coordinadora del Centro de Estudios de Género en la ENTS de la UNAM, refiere que, la atención a las mujeres víctimas de violencia debe ser una labor multidisciplinaria, con apoyo de especialistas en el área social, jurídica y de la salud. La intervención de cada uno de ellos debe tener una perspectiva de género, con el objetivo de entender la problemática y no revictimizar a la mujer que acude en busca de ayuda profesional.
En el ámbito jurídico, el abogado Diego Martínez detalla que su función durante el proceso penal es representar a la víctima y lograr que se cumpla con la reparación integral del daño. Advierte que los cargos por delitos de violencia contra la mujer van de uno a seis años de prisión por violencia familiar y de veinte a cincuenta años en caso de llegar a cometer feminicidio.