Lo que suponía un ejercicio de política ficción, de broma macabra o de pesadilla inclemente para el pueblo de México y su gobierno, tornase realidad aquel 20 de enero de 2017. Donald Trump, empresario grandilocuente y con serios problemas para someterse al actuar de la más elemental diplomacia, se convirtió en el presidente número 45 de los Estados Unidos de América.
Como sabemos, desde el inicio de su campaña presidencial por el partido republicano, Trump incendió la palestra con discursos xenófobos, racistas, y el enemigo elegido, predilecto, no era el Estado Islámico, no, el adversario que representa el mal y todo lo que hay que combatir y que amenaza a la grandeza “americana” es el vecino del sur.
A continuación, un recuento de los principales agravios del nuevo presidente estadounidense en perjuicio de nuestro país:
- Promesa de campaña y ahora orden ejecutiva, la construcción de un muro a lo largo de los más de 3 mil kilómetros de frontera entre ambos países, simboliza la praxis trumpiana. Además, México tendrá que pagarlo (entre 5 mil y 10 mil millones de dólares).
- El condicionamiento del flujo de miles de millones de dólares anuales por concepto de remesas que connacionales envían al país, si México se niega a pagar el mentado muro.
- En el aspecto comercial entre ambos países, Trump prometió revisar y renegociar el TLCAN. Según el magnate, el acuerdo representa uno de los peores que ha firmado Estados Unidos.
- La realización de deportaciones masivas y la no amnistía a 11 millones de indocumentados de diversas nacionalidades.
- En ese contexto, Trump declaró en 2015 que nuestro país no envía a lo mejor de sus ciudadanos: “Ellos están enviando a gente con un montón de problemas, y ellos nos traen esos problemas. Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Son violadores”.
- Las amenazas a sus propias empresas (como Ford) para que desistan de invertir en México, pues Estados Unidos ha perdido más de 7 millones de empleos desde 1979.