Dos datos duros:
En México, el gobierno federal lleva sin gastar casi nada en publicidad por más de seis meses y promete recortar a la mitad su presupuesto para ese propósito, lo cual ha generado importantes problemas de dinero, tanto a los medios impresos como electrónicos.
En el mundo, la revelación de que empresas como Alphabet (Google) y Facebook se han convertido en cuasi monopolios que durante la última década han utilizado dinero de los mercados financieros para aplastar o tragarse a más de 350 competidores, aumenta la presión sobre autoridades de los países más ricos para que estos gigantes sean regulados e incluso fragmentados.
La revolución digital de las últimas décadas parece entrar a un nuevo momento de inflexión. Lo que viene afectará economías, culturas y poder político de todos los países. También México.
Muy probablemente por algunos años más el Smartphone seguirá siendo el vértice principal de la toda la industria de las comunicaciones y la información, después de todo en unos cuantos años logró pasar de 1 millón de dispositivos móviles a más de 7 mil millones.
La atomización de las audiencias, el debilitamiento del modelo de negocio basado en ofrecer contenido abierto a cambio de comerciales y el boom de la social mediacomo herramientas ad hocpara la comunicación digital (global, instantánea e interactiva) han abierto la puerta a distintos avances tecnológicos que perfilan una nueva realidad, quizá parecida al universo de Black Mirror, o acaso al de las novelas de Iain M. Banks. Muy pronto para saberlo.
Comparado con la era del “Jacobo dijo” y las grandes proclamas presidenciales a 8 columnas en todos los medios, la actual realidad mediática mexicana palidece. Si desde la 4T se difunden fake news, qué podemos esperar del tribunal de la opinión pública reducido a una serie de escaramuzas de boots y activistas que, como dijera el clásico cacique potosino, “son como los perros de rancho: sólo en primero sabe porqué ladra”. Por ello, no resulta difícil suponer que, “con dinero o sin dinero” buena parte del coro mediático seguirá la voz del poder.
Mientras las “benditas redes” se terminan de revelar como herramientas de catarsis, desinformación y manipulación social, la nueva clase política podrá creerse –como lo hacia la vieja clase política con sus boletines de prensa–, que a través de “las redes” son capaces de construir la realidad.
De vuelto al mundo grande: De acuerdo con la consultora PwC, el segmento de la industria mediática que más crecerá en los siguientes años es el de la Virtual Reality. Y si agregamos a la ecuación el inevitable impacto que la conectividad de 5G tendrá más temprano que tarde en todo el planeta y la expansión del internet de las cosas(más de 3 dispositivos online por cada habitante), es claro que tenemos delante un futuro bastante distinto al del periódico de papel y cafecito por las mañanas.
Lo cual, por supuesto, no quiere significa el fin de los medios, sino todo lo contrario. La influencia, su consumo y alcance nunca ha sido mayor que ahora. Juntos Google y Facebook pronto tendrán más audiencia que toda la industria de la televisión. Lo cual, obviamente, no es una buena noticia.