Por cada persona diagnosticada con el nuevo coronavirus en México habría de 50 a 100 contagiados asintomáticos que, al creerse sanos, estarían propagando la enfermedad sin saberlo, señala en entrevista con UNAM Global el doctor Gustavo Cruz, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la UNAM. “Esta falta de síntomas hace imposible detectar a todos quienes diseminan la infección, que los contagios crezcan muy rápido y que el brote sea difícil de controlar”.
En opinión del académico, esto nos coloca en un escenario donde, aunque los casos reportados a diario por las autoridades aún parecen pocos y de incremento paulatino, en breve crecerán de forma exponencial, es decir, los veremos duplicarse cada dos o tres días. “A esta subida súbita se le conoce como brote epidémico y debemos estar muy atentos a ella, pues marcará el momento exacto en que deberemos echar a andar medidas de cuarentena más severas, pero a nuestro parecer adecuadas, para lograr el mejor resultado posible”.
Actualmente el doctor Cruz colabora con científicos y epidemiólogos en el desarrollo de un modelo matemático que anticipa cómo evolucionará la epidemia en México y qué tan efectivas resultarán determinadas estrategias de aplicarse en el momento preciso. “No podemos replicar los resultados de Wuhan, pero nuestros estimados señalan que, de actuar justo al iniciar el brote epidémico, con cuatro semanas de cuarentena bien podríamos evitar que el número de infecciones se eleve de forma pronunciada y termine por desbordar nuestra capacidad hospitalaria, como ya pasó en Italia y en España”.
Para entender cómo se propaga el Covid-19 —apunta el investigador— antes debemos remitirnos a un concepto llamado R0 (o número reproductivo básico), que en este caso estimamos en 2.5, lo cual significa que cada infectado contagia, aproximadamente, a dos personas y media. El objetivo de imponer reclusión domiciliaria y distanciamiento social es hacer que esta cifra baje.
No obstante, aunque las autoridades chinas reportaron sus primeros casos desde principios de 2020, a muchos países la epidemia los sorprendió con la guardia baja debido a que el nuevo coronavirus puede ser transmitido por infectados sin signos de enfermedad, es decir, por individuos aparentemente sanos.
“El brote global de SARS de 2003 fue contenido de manera relativamente fácil debido a que la enfermedad sólo era propagada por sujetos con síntomas y, por lo mismo, estos eran detectados con facilidad y aislados, algo complicado de hacer ahora pues alguien con Covid-19 puede manifestar la enfermedad 14 días después de su contagio —o incluso no desarrollarla jamás— y, desde una aparente buena salud, estar diseminando el virus entre quienes tiene cerca”.
Wuhan, un modelo a seguir
La semana pasada, los integrantes del equipo de futbol soccer de Wuhan salieron a toda prisa de España rumbo a sus casas no sin antes declarar que lo hacían porque “la crisis del coronavirus es peor en Europa que en China”, algo que no sorprende al profesor Cruz pues, a su parecer, “las medidas de contención tomadas por el gobierno chino en Wuhan fueron muy efectivas, al grado de merecer un reconocimiento por parte de la Organización Mundial de la Salud”.
Recién se publicó que el número de muertos tanto en Italia como en España ya sobrepasó al de China, lo cual en términos proporcionales es impresionante, ya que mientras la población italiana es de 60 millones de personas y la española de 46, la del gigante asiático es más de 20 veces mayor, con mil 400 millones de individuos.
Por ello, el doctor Cruz considera que las estrategias adoptadas en Wuhan son “un modelo a seguir” y detalla que entre las acciones tomadas tras los primeros casos estaba el decretar una cuarentena de ocho semanas, y tan estricta, que las autoridades de Pekín entregaban comida a la puerta de cada wuhanés para evitarles salir.
“Con ello bajaron el R0 del Covid-19 de 2.5 a 1.7, aunque hablamos aquí de la economía más poderosa del mundo. Desafortunadamente México es una nación pobre que no puede parar dos meses, pero sí hacer todo lo posible para no alcanzar los niveles de Europa. Nuestro modelo matemático dice que es posible lograr un resultado cercano al de los chinos —quizá no tan bueno— si aplicamos 28 días de cuarentena no de manera arbitraria, sino cuando los contagios se eleven de forma exponencial, es decir, justo al darse el brote”.
El doctor Cruz ya tiene experiencia con este tipo de escenarios: en 2009 colaboró con el gobierno del entonces Distrito Federal cuando la epidemia de la influenza AH1N1. “Entonces las autoridades nos advertían que, por sus características, la capital del país no podía cerrar por más de 21 días, y abundaban las quejas formuladas por restauranteros y otros comerciantes por las afectaciones monetarias que este frenón de actividades les provocaba”.
Justo éste es uno de los aspectos que más preocupa al académico, pues además de la amenaza a la salud, el Covid-19 impactará en la supervivencia diaria de infinidad de mexicanos. “Fue muy acertada la decisión de suspender toda actividad en universidades y escuelas por tratarse de lugares que no producen bienes tangibles, ¿pero y en las fábricas y lugares donde laboran personas que viven prácticamente al día?, ¿qué pasará con toda esta gente si las mandas a su casa?, ¿dejarán de cobrar o se le respetará su sueldo?”.
Por el momento, operadoras de restaurantes como Alsea —que maneja en México firmas como Starbucks, Vips o Domino’s— ya anunciaron recortes de plantilla y que permitirán el retiro de muchos de sus trabajadores durante 30 días, sin goce de sueldo. “En los medios ya se empieza a hablar de los millones de empleos a punto de perderse en el orbe debido a la epidemia, por ello, aunque suene ideal el decretar ocho semanas de cuarentena, como ya hicieron los chinos, siendo realistas México no puede darse tal lujo”.
¿Qué esperar?
El doctor Cruz señala que los cálculos más optimistas de su modelo matemático arrojan que, si las medidas de cuarentena y distanciamiento social se aplican de manera adecuada, en México podría lograrse un R0 de 1.9. Por ello, en vez de entrar en pánico, la recomendación del académico es entender cómo se propagará la epidemia entre una población totalmente susceptible, es decir, en una integrada por individuos cuyo sistema inmunológico aún no ha creado anticuerpos específicos para combatir al patógeno.
“Por tratarse de un nuevo virus, todos podemos enfermarnos, y ya que puede transmitirse por personas sin síntomas por largo tiempo, probablemente tenemos ya algunos meses conviviendo con él”.
Al dibujar una gráfica de cómo se dan los contagios —detalla el investigador— se observa una curva que alcanza muy rápido un pico (un máximo de casos) y después cae. “Esto es porque a medida que la gente se enferma y se cura —o, en su defecto, muere—, va disminuyendo el número de sujetos proclives a ser infectados”.
La finalidad de estas estrategias es que el pico de infección no se eleve de súbito, por lo que la recomendación del doctor Cruz es que las personas salgan de sus casas lo menos posible durante el tiempo recomendado, pues esto es lo único realmente efectivo a la hora de reducir el R0 (o número reproductivo básico) del Covid-19.
“Aunque suene paradójico, con el aislamiento la epidemia durará más tiempo. Sin medidas sanitarias todo terminaría en cinco semanas, con un muy elevado número de muertes. Si seguimos las indicaciones este lapso se extenderá a ocho o nueve semanas, pero lograremos disminuir las tragedias al mínimo”.