Karina Canseco/Diana Rojas
Las mujeres constituyen el grupo con más probabilidad de no tener el pago justo por su trabajo
La desigualdad de género está profundamente arraigada y aquellos que desean mantener a las mujeres menos iguales tienden a no valorar sus vidas y cuando una vida es considerada sin valor, cualquier acto violento puede ser cometido en contra de ese cuerpo vivo, puede ser destruido. “Sin valor no tiene derecho a vivir y por lo tanto el asesinato es la expresión extrema de la desigualdad”, advirtió la filósofa estadounidense Judith Butler en la ceremonia virtual donde la Universidad Veracruzana (UV) le confirió el grado de Honoris Causa.
Butler señaló que aunque en los últimos años se han hecho muy públicos los ataques al feminismo y a menudo bastante cáusticos, no se puede negar que en las condiciones globales actuales, las mujeres constituyen el grupo con más probabilidad de no tener el pago justo por su trabajo, de ser analfabetas, vivir en la pobreza y sufrir violencia doméstica y feminicidios.
En la ceremonia, realizada como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) Virtual 2021, la también académica en la Universidad de California, explicó que el feminismo no es solo un movimiento para las mujeres, es para todos los que quieran vivir en un mundo donde exista una igualdad radical, que permita el disfrute del carácter interdependiente de cada vida.
Llamó a transformar la vida en la familia, el lugar de trabajo, la calle, la fábrica, el campo y la plaza e incluir a las universidades y mencionó que temas como el cambio climático y el racismo deben estar presentes en la discusión feminista.
En su opinión “si algo bueno tiene la pandemia es que nos recuerda nuestra interdependencia global, que nuestras vidas están ligadas unas a otras. Para sobrevivir a la pandemia debemos afirmar en lugar de atacar el carácter interdependiente de nuestras vidas”
Para la autora de libros como: El género en disputa, El grito de Antígona y Cuerpos que importan, es muy importante la construcción de un mundo menos violento y más habitable para todos.
Butler manifestó que “la universidad pública es precisamente el lugar que se arriesga a permitir que las preguntas más difíciles se debatan abiertamente sin castigo ni miedo, y durante mucho tiempo las universidades mexicanas han sido valoradas en todo el mundo por su espíritu abierto”.
Las universidades, entonces, deben responder a sus comunidades en sus planes de estudio y en sus compromisos públicos y tienen la responsabilidad de dar lugar a un debate abierto sobre cuestiones en las que muchas personas pueden no estar de acuerdo.
“Tenemos que prepararnos para un mundo común, en construcción, para re imaginar y para reparar”, concluyó la pensadora.