Felipe Morales Díaz/Cultura UNAM
Efímero, frágil, orgánico trascendental, así es como luce el trabajo de Marbel Portela. Flores, semillas, lo intrínseco de la naturaleza a la par de lo artificial. Su trabajo nos remonta por momentos a una colección de especímenes botánicos, por momentos a un desierto, otras veces a un bosque pétreo que inunda desde lo negro con una inusitada luz primigenia, sobrecogedora experiencia que nos hace sentir parte de algo más grande.
Con piezas que se descuelgan del techo y los muros dando la sensación de que nos cubrirán enrollándonos en texturas, matices y colores que nos llevarán de vuelta al origen de la vida misma. Lo onírico de la mano de la naturaleza para redescubrir lo humano,
Cada pieza nos refiere a esta dinámica de representar a la naturaleza desde la naturaleza misma a través de la imaginación. Tela, papel, barro, madera son una constante, materiales orgánicos representando su origen, donde la tela que una vez fue una planta se convierte en pétalo o el papel una vez árbol se convierte de nuevo en semilla.
Le gusta reciclar, lo que vemos en la exposición, pudo haber pertenecido a otra pieza, cuyo carácter perecedero debido a la naturaleza de los soportes que usa se presta fantásticamente para su reutilización. Su obra da la impresión de no ser hecha para durar, como se suele contemplar a la escultura, sino para servir a otro propósito: el de resignificar revelando nuevas formas e interpretaciones, como el ciclo de la vida misma que no acaba con la muerte, y es que el fruto se descompone para dejar fuera a la semilla y así volver a nacer.
La obra de Maribel Portela es una invitación al movimiento, a la puesta en crisis de la división tajante entre naturaleza y artificio. ¿Qué hace una flor del desierto en una galería? Para la filósofa xenofeminista Helen Hester, no hay afuera de la naturaleza. La separación que durante siglos ha definido el pensamiento se sostiene apenas a partir de una serie de presupuestos que sustentan la idea jerárquica de lo humano puesto por encima de otras formas. Algunas de las piezas se proponen como una serie de chimeneas abiertas, palpitantes, un anuncio de algo que está siempre a punto de suceder: un movimiento, una expiración, algo que se expulsa de un cuerpo y se mezcla con su entorno.
Orgánico artificial estará hasta el domingo 30 de enero de 2022