Las moléculas en este objeto podrían ser relevantes para que eventualmente surja la vida en estos sistemas planetarios.
Un equipo de astrónomos internacionales, en donde participó la UNAM, descubrió un objeto oculto entre el polvo estelar. Se trata de corinos calientes ubicados a mil años luz en un sistema binario de protoestrellas llamado IRAS 4A. Aunque todavía se encuentra en investigación, las moléculas en este objeto podrían ser relevantes para que eventualmente surja la vida en estos sistemas planetarios.
Laurent Loinard, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM, Campus Morelia, participó en el proyecto y explicó que a través del telescopio Karl G. Jansky Very Large Array observaron los corinos calientes. Se trata de “burbujas calientitas” que surgen alrededor de cualquier estrella en formación, un descubrimiento de hace más de 20 años.
Estas burbujas contienen moléculas orgánicas complejas compuestas principalmente a partir de cadenas de carbono, que pueden combinarse en moléculas prebióticas que son los primeros pasos en el camino hacia la vida. “Estas moléculas se encuentran en los tejidos de los humanos, animales o vegetales.”
No obstante, se ha buscado evidencia de este fenómeno astronómico en varias estrellas en formación y se han encontrado relativamente pocos, quizás una docena, cuando existen cientos de astros de este tipo.
Al nacer una estrella, siempre están rodeadas de polvo y gas: “podría pensarse que todas deberían tener corinos calientes a su alrededor. Sin embargo, los astrónomos los han detectado en muy pocos casos”.
Varios astrónomos plantearon que los corinos calientes siempre han estado presentes, sólo que no los podían identificar. Para localizarlos es necesario hallar las moléculas orgánicas como el metanol, detectadas en cierta frecuencia dentro del espectro electromagnético.
Por ejemplo, los astrónomos buscaban este elemento en la parte del espectro milimétrica, es decir, observando la radiación de onda con longitudes alrededor de un milímetro.
“Lo que ocurrió es que el metanol no se observa en esta parte porque el polvo estelar lo tapa, así que la solución fue acudir a la parte centimétrica del espectro electromagnético, es decir en longitudes de onda alrededor de un centímetro donde el polvo es mucho más transparente y es mucho más fácil observar este elemento”.
Este método confirmó la presencia de los corinos calientes en ambas estrellas del sistema IRAS 4A, en donde anteriormente sólo se había observado en uno de los astros, añadió el investigador universitario.
¿Por qué estudiar el Universo?
La relevancia de este trabajo es que permite a los astrónomos identificar las condiciones iniciales de la formación de sistemas planetarios. “Estamos investigando en tiempo real sistemas que se encuentran en formación y cuáles son sus características químicas”, concluyó.