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A siete meses del inicio de la guerra ruso-ucraniana

Leonardo Huerta Mendoza

La guerra de Ucrania-Rusia comenzó el jueves 24 de febrero, aproximadamente a las seis de la mañana, cuando el ejército ruso cruzó la frontera ucraniana en lo que Vladimir Putin llamó una “operación especial”. Esa guerra está en el inicio de su séptimo mes y no se le ve fin.

Desde las primeras horas, la OTAN respaldó a Ucrania con millones de euros en armas defensivas e inició represalias económicas contra el presidente ruso Vladimir Putin.

Las consecuencias económicas de la guerra aún se sienten en todo el mundo porque los precios del gas, del petróleo y de la electricidad se dispararon, en especial en Europa, junto con el de los alimentos, todo los cual ha hecho que apareciera una inflación mundial que no se había visto en décadas.

Siete meses después, el 21 de septiembre de 2022, Vladimir Putin anunció la movilización de 300 mil reservistas, lo que significa intensificar la guerra contra Ucrania.

“En su discurso dio sus motivos resaltando los sentimientos del nacionalismo, del respeto a la soberanía y la protección de su territorio”, dice Talya Iscan, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. “Putin también expresó que  ya no les había quedado de otra y que tenían que tomar posturas más radicales” y mencionó el “sufrimiento de las hermanas y hermanos rusos” en la zona de Donbás.

La académica agregó que esto es algo muy preocupante en el escenario mundial porque aunque desde un inicio ha sido una guerra prolongada, nosotros observamos que desde hace un par de meses Rusia no había puesto su esfuerzo total en el campo de batalla; incluso ahora, al llamar a 300 mil reservistas, los informes dicen que Rusia sólo utilizaría uno por ciento de toda su capacidad militar; pero aun así es un factor muy provocativo frente a las posturas políticas de Occidente, no sólo de Ucrania.

En el mapa de la guerra se observa cómo avanza la operación militar rusa, sobre todo en las zonas pro rusas o dominadas por el ejército ruso, como Lugansk, Donetsk, Zaporizhia y Crimea, la cual en 2014 estaba con una situación parecida. “Con esta intensificación de la ofensiva militar rusa el escenario de la guerra puede cambiar y va a haber mucho sufrimiento humano”.

“Debemos mencionar que no va a haber un ganador o un perdedor de la guerra”, explica la profesora Itsa. “Si lo analizamos desde la perspectiva de la seguridad humana nos esperan más retos, no sólo a las potencias regionales sino a toda la humanidad porque hablamos de una posible crisis de refugiados, de una crisis alimentaria y de más muertos”.

Cómo va a lidiar la comunidad internacional, agrega, con este escenario post apocalíptico que la guerra va a causar en un futuro muy próximo.

Hay que tener mucho cuidado con las provocaciones mediáticas porque también es una guerra híbrida y nos estamos enfrentando a muchas noticias falsas.

Por otro lado está el gran reto de las negociaciones y de los foros de diálogo; creo que parte del bloque occidental tiene que tomar medidas muy cautelosas, porque Putin ha dicho que desde los acuerdos de Estambul la política exterior rusa ha considerado que Ucrania ha estado en un constante rechazo a los pactos pacifistas.

“Esta percepción tiene que cambiar porque Rusia está recibiendo más sanciones en tanto que Ucrania está recibiendo más armas, y vamos a estar recibiendo más amenazas por parte del bloque no occidental. Por esta razón, nos hace falta más diálogo en un escenario tan beligerante y tan ambicioso”, dice la académica.

Es importante resaltar que la amenaza nuclear no sería conveniente para ninguna parte, hoy el escenario de la amenaza nuclear no es un riesgo, simplemente son los discursos políticos en los que Rusia está tratando de enfatizar su posicionamiento como potencia militar.

Sin embargo, la guerra convencional sí se va a intensificar con los consecuentes cambios geopolíticos que ya están previstos.

Putin también propone reconocer los referéndums, particularmente en la zona de Donbás y Donetsk, como sucedió en Crimea en 2014.

Pero repetir este escenario puede generar otra crisis híbridas entre las potencia beligerantes.

“Para concluir quisiera decir que debemos estar muy conscientes de que ésta es una guerra proxi porque no estamos discutiendo un enfrentamiento sólo entre Rusia y Ucrania, sino que es un enfrentamiento entre la hegemonía occidental y la resistencia rusa y los posibles aliados que Rusia tendría en este escenario”.

Es muy preocupante que Rusia intensifique poco a poco el conflicto, lo que no quiere decir que Rusia esté perdiendo la guerra sino que la gente de la región es la que está perdiendo, independientemente de su nacionalidad, en términos de la guerra convencional.

“Hoy Europa está teniendo muchos problemas económicos y políticos y mucha inestabilidad y cómo van a enfrentar los países europeos, principalmente Alemania, el invierno sin gas ruso”, dice la académica.

La guerra está generando más crisis de refugiados por lo que la cantidad de persona que buscan refugio va a aumentar drásticamente, problema que Europa va a tener que atender.

Europa tiene que tomar posturas muy cautelosas, porque en esta guerra los únicos afectados no es Ucrania ni Rusia, también los países que rodean la región principalmente y después todo el mundo.

“Estamos hablando de un efecto dominó y yo creo que en este momento lo más pragmático sería que la Unión Europea debería busque otras mesas de negociación y diálogo”.

“Como conclusión, creo que debemos ser muy cautelosos, buscar más foros de negociación y tratar los temas desde sus particularidades porque es una guerra híbrida que conlleva varios crisis, que están se generando simultáneamente”, finalizó la profesora Talya Iscan.

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