Hace 200 años hubiera sido una ruptura catastrófica para la consolidación del sistema capitalista a nivel global. Incluso durante la Segunda Guerra Mundial, una alianza entre Hitler y lo quedaba del Imperio Británico hubiera sido trágica. Pero en 2016, la decisión del 52 por ciento de los ingleses de romper relaciones con la Unión Europea es una mala noticia, sobre todo para los súbditos de su majestad.
Por supuesto que el triunfo del Brexit provocará perdidas en los principales mercados financieros del planeta. Por algunas semanas, el mercado de divisas golpeará el tipo de cambio de casi todas las monedas con respecto al dólar estadounidense y los políticos tendrán una nueva excusa para endosarle a la crisis europea sus fracasos locales. Pasada la tempestad, el resto del mundo sufrirá una severa escasez de.. ¿te y galletitas de mantequilla? ¿gabardinas Burberry?
Síntoma del tsunami de fastidio social que recorre sociedades de todos lados, la decisión del pueblo británico es un dramático rechazo a la migración proveniente de Europa del Este y también un reclamo social ante las promesas incumplidas del proyecto de unificación continental.
Cuna de la democracia moderna y también del modelo de explotación colonial y comercio de esclavos que creó la economía global contra la que el Brexit se rebela, la decisión del Reino Unido muy probablemente tendrá réplicas en algunos segmentos de las sociedades del norte de Europa. Y aunque ignorar la lógica económica detrás de la migración difícilmente generará beneficios reales o de mayor trascendencia, seguramente fortalecerá los muros mentales que la extrema derecha construye para aislarse de la realidad.