Pepe Herrera
Un reciente informe de las Naciones Unidas puso al descubierto la grave crisis que actualmente sufre África en materia de mortandad materna y de niños, el acceso educativo y a servicios de salud y la esperanza de vida.
Aunque el informe se realizó de manera general, mostrando las repercusiones que ha dejado la pandemia por covid-19, el cambio climático y la guerra entre Ucrania y Rusia en todo el mundo, las cifras que presentan del continente africano muestran un escenario desalentador que afecta primordialmente a los niños, jóvenes y mujeres.
En el ámbito de salud, específicamente en las vacunas, la ONU señaló que 25 millones de niños y niñas han recibido éstas de forma insuficiente en 2021 y que la situación es preocupante ya que así es más fácil contraer enfermedades mortales y debilitantes para la salud. En África, el escenario es terriblemente desalentador ya que las muertes por viruela símica, ébola y sarampión en las últimas semanas reflejan un bajo índice de inmunización.
Este escenario no es nuevo, ya que la propia OMS hace un año manifestó que el continente africano tardaría hasta 2024 para vacunar al menos al 70% de su población en contra el covid -19, un tiempo mucho mayor en comparación con varios países y regiones de ingresos altos.
La profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Adriana Franco, explicó que esta situación desigual no es nueva, pero que ha sido visible por el acaparamiento de vacunas contra covid-19 por parte de los países con grandes ingresos.
“Si nos vamos a las vacunas el continente africano ha sido el que menos ha recibido. Solamente el 29% de la población tiene una dosis, mientras que en otros territorios, como en el norte de América, incluso en toda América Latina, ya hay un 81% de personas que recibieron al menos esa primera dosis”, señaló la docente.
Desarrollo desigual
El informe también expuso una gran diferencia entre la calidad de vida entre los países más desarrollados y los menos desarrollados.
Por ejemplo, la esperanza de vida media es de 63 en el continente africano, mientras que ésta llega a los 80 años en países de ingresos altos. Esto se debe principalmente a la diferencia en la calidad y cantidad de servicios básicos de la comunidad, la exposición reiterada a conflictos, las circunstancias económicas de las familias y el acceso a los alimentos.
Para poner en contexto: en el mundo hay más de 45 millones de niños y niñas que sufrieron desnutrición aguda, de esos África concentra 10 millones de acuerdo con datos que presentó en 2021 la ONU. De igual forma, África es la única región en la que el número de niños afectados por el retraso en el crecimiento ha aumentado en los últimos 20 años, de 54,4 millones en 2000 a 61,4 millones en 2020.
Por otro lado, en cuanto a la tasa de mortandad materna, las mujeres tienen un riesgo 130 veces mayor de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto que una mujer de Europa o América del Norte. Esto se debe principalmente a la falta de servicios ambulatorios.
En cuanto al tema de salud mental, la región africana carece de los medios para atender esta problemática. De acuerdo con la OMS, los problemas de salud mental afectan en la actualidad a 116 millones de personas en la región africana, frente a los 53 millones que la sufrían en 1990. Asimismo, el continente tiene seis de los diez países con más suicidios en el mundo.
La región más pobre
El Fondo Monetario Internacional, año con año informa cuáles son los países más pobres del mundo según su PIB per cápita. De acuerdo con el último ejercicio, elaborado en marzo de este año, de los primeros 10 países, 9 de estos son de África.
Franco destacó que esta situación se debe “en gran medida al saqueo que han hecho Europa y Estados Unidos del continente africano, no solamente en relación con las riquezas naturales, sino que también se ha extraído mano de obra. Últimamente también ha habido extracción de capital a partir de los intereses que se generan de deudas”.
La docente criticó que Europa y Estados Unidos solo desfalquen a África y no la vean como una aliada para promover un desarrollo diferente al que se ha venido dando históricamente, “ya que la imposición de la idea de que la acumulación de riqueza o que el nivel de desarrollo es equivalente al nivel de industrialización, urbanización y de tecnología nos ha hecho desvincularnos completamente de la naturaleza”.
Mujeres, las más afectadas
Actualmente, el papel de la mujer en África es de sumisión e inferioridad respecto al hombre. Franco reveló que si bien esta situación ha ido mejorando con el paso de los años, tanto la pandemia por covid-19 como las situaciones bélicas (al menos 10 de acuerdo a la Fundación Anesvad) han impactado negativamente sobre estos avances.
“A las mujeres las excluyen y se tienen que dedicar a las labores domésticas. Ya no pueden pensar en su vida como profesionales, ni en sus aspiraciones personales. El funcionamiento social orilla a las niñas a que colaboren en las tareas domésticas o en trabajos dentro de la economía informal”, comentó.
Gobiernos locales: parte del problema
Si bien parte de la responsabilidad por la situación que sufre África tiene como principales responsables a los países desarrollados, para la docente también hay una parte de culpa de “los gobiernos africanos, porque no es nada más el saqueo que viene de afuera, también están los intereses corruptos de ciertos líderes que están articulados con las dinámicas internacionales y que no favorecen el bienestar de sus comunidades”.
“Para que las cosas cambien debe venir una crítica también al interior de los gobiernos africanos y de las formas en las que han implementado las políticas y los proyectos de desarrollo en general”, concluyó.