El alfabetismo familiar es, conceptualmente, la actividad en la cual todos los miembros de la familia realizan actividades de corte alfabetizador, mucho más que solo leer libros. La actividad involucra, no solo libros, sino también juegos, arte, música, narraciones de historias, todo lo que involucre despertar la curiosidad y la inventiva de todos, pero especialmente las de los niños.
Por tercera o cuarta vez, decidí leer de nuevo “Farenheit 451” novela distópica de Ray Bradbury (1920-2012) publicada en 1953 y que supuestamente sucede en alguna ciudad del futuro en el medio oeste Estadounidense. La novela narra sobre una sociedad Estadounidense donde los libros están prohibidos y la principal actividad de ciertos bomberos es quemar los que encuentren. El título del libro expresamente nos indica que 451 grados Fahrenheit es la temperatura en la cual el papel de los libros se prende en fuego y se quema. El protagonista, Montag, se va desilusionando con su papel de censurar las palabras y destruir el conocimiento presente en los libros. Eventualmente renuncia a su trabajo de bombero para unirse a la resistencia. Grupo disidente que se dedica a memorizar y compartir todas las grandes obras literarias.
Bradbury escribió esta novela, primero como historias cortas, pero luego les dio coherencia como una sola unidad. Su motivación principal fue su preocupación durante la época del McCarthysmo cuando muchos eran perseguidos por pensar diferente y la amenaza de la quema de libros estaba siempre presente. En sus últimos anos de vida, el novelista pensaba que su libro también era una advertencia sobre como los medios masivos de comunicación han reducido el interés en leer literatura.
Este mes que pasó nos trajo numerosas noticias relevantes, incluyendo la posibilidad de conversaciones sobre la problemática nuclear entre Corea del Norte y Estados Unidos. Pero entre tantos sucesos muchos despertaron el 17 de Abril consternados por la muerte de Barbara Bush (1925-2018).
Esposa de un presidente número, madre de otro, así como de un exgobernador de Florida, la señora Bush fue mucho más que eso. Además del amor y dedicación a su familia, y su natural buen humor y simpatía, nada encendía tanto su pasión como su cruzada para proveer a cada niño que vivía en Estados Unidos con la habilidad de leer y de leer bien. Por años, la señora Bush batalló, Primero personalmente y luego con su Fundación Bárbara Bush, por la alfabetización nacional.
En el cuarto de siglo desde la salida de la Casa Blanca, predicó su sentida creencia que la primera escuela de un niño es su hogar, los padres son sus primeros maestros y lo primero que cada niño debe aprender es leer. Para ella, el Alfabetismo era la fórmula fundamental para estimular la excelencia del potencial humano.
La Sra. Bush claramente entendía que el alfabetismo es ese motor que llevará a cada niño a pasar de un bajo nivel, no solo intelectual, sino económico, a uno superior. Sus esfuerzos, compartidos con humor y júbilo son herencia apropiada para este mundo que tanto lo necesita.