La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa hizo que el grupo de Semiótica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM observara que la reacción tanto de autoridades como de la sociedad frente a esta tragedia era similar a la registrada ante casos como el de las Muertas de Juárez, la aprehensión de Florence Cassez, la represión de Atenco, los fallecidos del News Divine, el incendio de la Guardería ABC, la matanza de Tlatlaya o la contaminación del Río Sonora por Grupo México.
“Tras analizar cada hecho vislumbramos la existencia de un patrón recurrente; por ejemplo, siempre había una respuesta mediática de reacción, el desahogo de ciertos actores y sectores ciudadanos, un interés aparente del gobierno, promesas, enojo, un proceso simulado y la impunidad típica del carpetazo, expuso el profesor Iván Islas Flores, coordinador de la carrera de Comunicación.
A decir del universitario, esta estructura se replica con tal precisión que es factible intercambiar elementos de un caso y ponerlos en otro sin alterar la esencia del relato. Para probar esto, el profesor y sus alumnos eligieron videos alusivos con escenas clave de cada uno de los actos referidos y montaron una videoinstalación.
En todos los eventos detectaron siete etapas, las cuales fueron identificadas con un número según su lógica cronológica: 1. Hecho, 2. Reacción inmediata, 3. Eco mediático, 4. Respuesta de las autoridades, 5. Protestas, 6. Supuesta resolución, 7. Impunidad.
El resultado es el proyecto Todo se repite, que puede consultarse en la dirección semioticais.wixsite.com/todo-se-repite, donde el internauta podrá ver, en diversas proyecciones, cómo en cada una de las tragedias los hechos se desarrollaron siguiendo el mismo guion, casi como si intentaran acoplarse a una escaleta.
“Por ejemplo, la prensa reacciona pidiendo llamar a cuentas, de una manera escandalosa y cercana al show, pero sin sustentarse en un ejercicio periodístico que cuestione las versiones gubernamentales, mientras que la sociedad civil habla, vocifera, pide y exige sin ir más allá. Incluso suelen darse marchas que terminan por ser protestas con un límite temporal, pues no se les da seguimiento”.
Lo más inquietante, apuntó el comunicólogo, es el alto grado de impunidad, pues la justicia no da un seguimiento y nunca se indagan las causas o las responsabilidades, lo cual inhibe a los ciudadanos y “quizá por eso tienen estas conductas que parecen casi aprendidas”.
La semiótica como vía para entender fenómenos sociales
La semiótica es una disciplina abocada al significado de las cosas de la cultura y lo que nos hace ser hombres en interacción, y también nos permite explorar y entender cómo se producen los sentidos inherentes a las acciones y conductas humanas, aunque su foco no son los problemas sociales, pues es una ciencia más general, explicó Islas Flores.
No obstante, echar mano de esta vía nos hizo deconstruir el sentido de ciertas acciones sociales y preguntarnos ¿por qué de 10 años para acá, ocho casos emblemáticos han terminado en carpetazo?, ¿qué quiere decir eso?, preguntó.
Además, seguir este camino nos permitió identificar los mismos episodios en distintos hechos. Quizá nuestra postura sea un tanto estructural al intentar develar un patrón o un lenguaje, pero ello nos permitió señalar la presencia de elementos constantes y similares.
Aunque para Iván Islas, quizá el aspecto que muestra la flexibilidad de la semiótica es que como herramienta permite la traducción de un lenguaje a otro y poder tomar un discurso más ligado al análisis político y sociológico y pasarlo a uno visual, con el potencial de llegar y de ser entendido por una audiencia mucho mayor.
El producto final es este proyecto que empezó como una videoinstalción y terminó en la red, el cual en un principio podría parecer una sucesión de imágenes en caos, pero que nos muestra cómo casos muy diferentes tienen un desarrollo casi idéntico; eso queríamos transmitir, que todo se repite, que todo es un ciclo y que todo ha sido constante en la historia reciente de México”.