Por Alfonso Totosaus
El azúcar había sido utilizado tradicionalmente como conservador, como en las mermeladas por ejemplo, donde no crecen algunos microorganismos por que el azúcar tiene la función de dejar poca agua disponible.
El mismo principio aplica a las frutas cristalizadas. Sin embargo, en la sociedad moderna la principal fuente de azúcar son las bebidas y alimentos procesados.
Del mismo modo, la tendencia a consumir bebidas procesadas con azucares (tres categorías principales: sodas o refrescos, jugos de frutas y bebidas energéticas o para deportistas) tiende a la alza en muchas partes del mundo. América del Norte y Latinoamérica son los principales consumidores de este tipo de bebidas procesadas, seguidos de Australia.
Los norteamericanos consumen (compran) arriba de 150 kilocalorías por bebidas procesadas, seguidos de Latinoamérica (cerca de 110 kcal), Australia (90 kcal), y Europa occidental (70 kcal). La gran mayoría de estas calorías las aportan refrescos, además de jugos procesados.
En economías emergentes, es decir, países donde la calidad de vida, de algunas personas al menos, mejora por la apertura económica, como China, como ejemplo, se observa una tendencia al aumento (arriba del 30%) en el consumo de bebidas procesadas conteniendo azucares. En muchos países en desarrollo es más barato un refresco que el agua potable o la leche.
El aumento en el consumo de azúcar está relacionado con el aumento de peso y problemas cardiometabólicos, como la diabetes. A casi 100 años del descubrimiento de la relación entre la insulina y el azúcar en el metabolismo, aun no hay un consenso en el efecto de reducir el consumo de azucares con calorías por edulcorantes no calóricos (sacarina, aspartame, stevia). Sin embargo el consumo de azucares es principalmente por bebidas procesadas más que por alimentos.
El consumo de otros azucares, como la fructosa y glucosa, ampliamente utilizados para endulzar bebidas carbonatadas o refrescos, implica problemas de hipertensión, pancreatitis, y disfunción hepática.
Además, estudios recientes demuestran que problemas de obesidad no solo es cuestión de la alimentación, sino del desorden social. Este estrés psicosocial genera una respuesta fisiológica que pueden promover la acumulación de grasa abdominal, además de aumentar los riesgos de enfermedades como diabetes o cardiovasculares.
Además, cuando las personas viven o sienten que su entorno social no es seguro, pasan más tiempo dentro de sus casas, donde en la gran mayoría la única distracción es la televisión, con toda la publicidad que hay que conlleva.
Así pues, podemos identificar tres aspectos importantes respecto al consumo de azúcar. Primero las bebidas y alimentos procesados son la principal fuente de azucares, y por lo tanto, de calorías.
Segundo, el consumo de azúcar vía alimentos procesados está aumentando a nivel mundial. El ‘top-ten’ del consumo de calorías por bebidas procesadas lo componen: Chile, México, Estados Unidos, Argentina, Arabia Saudita, Alemania, Holanda, Eslovaquia, Australia, y Brasil.
Los primeros 5 “compraron” arriba de 100 calorías por persona en el 2014. Sin embargo, esto no está directamente relacionado con la incidencia de la diabetes.
En 2011, el top-ten de países con personas diabéticas fue: China. India, Estados Unidos, Rusia, Brasil, Japón, México, Bangladesh, Egipto e Indonesia. Esto es, solo 3 países (de América todos: Estados Unidos, México y Brasil) altamente consumidores de bebidas procesadas. Sin embargo, de acuerdo a la OMS, en 2014 el ‘top-ten’ de países con problemas de obesidad fueron: Estados Unidos, México, Australia, Reino Unido, Canadá, Rusia, Polonia, Hungría, Brasil y Checoslovaquia.
Como podemos ver, la controversia sobre el consumo de azúcar y su efecto de la salud, hablando de la incidencia de diabetes, es controversial, pero el consumo de calorías extra definitivamente está asociado al sobrepeso, muy de la mano con el consumo de grasas (calorías).
Problemas de salud están ligados a problemas cardiometabólicos y sobrepeso, además del tipo de dieta, implican la falta de actividad física también. Y finalmente, la tendencia es la reducción en el consumo de azúcar. Tesco, por ejemplo, tendrá su propia marca de alimentos más sanos reformulados con menos azúcar, sobre todo en bebidas.
Aquí la participación del gobierno es importante, ya sea aumentando impuestos a alimentos con azúcar y/o estableciendo el etiquetado frontal con el aporte calórico (aunque nadie se ponga a sumar calorías). Siempre es mejor prevenir que lamentar…