Localizado a menos de 10 kilómetros al oriente de la ciudad de México, un maravilloso espectáculo ofreció recientemente el Popocatépetl. Un manto blanco cubre parte de Don Goyo, el cuál exhala fumarolas que se confunden con las nubes que se van formando en el cielo azul. Amecameca es fiel testigo de las travesuras del Popo, y desde ahí se observan panorámicas dignas de admirarse.
Localizado a 100 kilómetros del centro del universo –las Islas de Ciudad Universitaria–, en los excepcionales días en que el viento logra vencer a la contaminación de la CdMx, el volcán puede admirarse a simple vista. De no ser así, bien vale la pena el paseo.
Al llegar a Paso de Cortés, a 3,500 metros sobre el nivel del mar, el bosque da paso a caminos y sendas que son protegidos. El ruido de las aves y el aire fresco, permite comulgar con la naturaleza. El Iztlaccihuatl, fiel acompañante del colosal volcán, también luce radiante, a sus pies una cascada llamada Apatlaco lleva agua cristalina, formando un riachuelo que abastece a las poblaciones cercanas, es domingo y llegan familias a disfrutar el ecosistema. UNAM globa lcapta algunas fumarolas del Popocatépetl, perpetuo coloso del Valle