Michel Olguín / Fabiola Méndez / Emmanuel Medina
LA TEMPERATURA DEL PLANETA SIGUE AUMENTANDO
La temperatura del planeta está aumentando más rápido de lo que se esperaba, no sólo en la superficie y el aire, sino también en los océanos, debido a las emisiones de gases de efecto invernadero, dijo Graciela Raga, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM.
En los últimos años, se han alcanzado temperaturas récord. Acorde a los datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus, el mes de marzo se situó 0.73 ºC por encima del promedio de 1991-2020, siendo la más alta desde que hay registros.
Los causantes de estos gases son el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, que resultan de las actividades humanas, añadió la académica universitaria.
Si actualmente no se hace algo para impedir que aumente la concentración de estos gases, el siguiente año será más cálido.
Además, habrá eventos extremos hidrometeorológicos, sequías, inundaciones por lluvias intensas y hasta la afectación de la biodiversidad. En consecuencia, la salud humana se perjudicará. “De hecho, ya lo estamos viviendo”.
“Si lográramos disminuir la temperatura, tendríamos un clima como el de hace 20 o 30 años”.
¿Cómo ocurre este fenómeno?
La radiación infrarroja solar que alcanza la Tierra, anteriormente reemitida al espacio exterior, ahora queda atrapada en la atmósfera por los gases de efecto invernadero. “No hay equilibrio entre lo que entra y sale; todo se queda atrapado, provocando el calentamiento”, explicó Raga.
Además, la variabilidad del tiempo meteorológico alterna entre días fríos y cálidos.
Meta: no superar 1.5 °C de aumento
Las naciones de la Organización de las Naciones Unidas se comprometieron a reducir estos gases para 2030. Se acordó limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1.5 °C para prevenir los peores impactos climáticos. Sin embargo, este límite se podría superar décadas antes del 2100. “Si seguimos actuando como hasta ahora, no habrá cambio”, alertó.
Científicos esperaban que los océanos moderaran el aumento de la temperatura, pero se han sorprendido por el calentamiento del planeta. El mar, absorbiendo gran parte de la radiación infrarroja, se ha calentado hasta dos kilómetros de profundidad.
La actividad humana
La producción de gases de efecto invernadero no proviene únicamente de las acciones individuales de las personas, pero hay diversas actividades antropogénicas que contribuyen significativamente al problema. Entre estas, la generación de electricidad en cada país se destaca como una de las más relevantes.
Otro ejemplo notable son los buques de carga que distribuyen el comercio global. Naciones como Canadá, Estados Unidos, Europa y China tienen sus rutas marítimas saturadas. Recientemente, la actividad se ha restringido más debido a que la Organización Internacional Marítima ha impuesto estándares más elevados para los combustibles, exigiendo que sean más limpios. No obstante, estos buques siguen contribuyendo al incremento de la radiación solar que llega a la superficie del mar.
Los aviones, por su parte, contaminan más en vuelos cortos que en los largos, dado que consumen una cantidad considerable de energía en ascensos y descensos rápidos. En contraste, los trenes de carga antiguos representan una fuente de contaminación aún mayor.
El sector del transporte, tanto público como privado, tiene también un impacto significativo en la salud pública. “Por ello, es crucial demandar vehículos limpios en las zonas urbanas”.
¿Se puede revertir?
“Es factible revertir este proceso, pero mientras más nos acerquemos al año 2050, más desafiante será”, señaló la académica. El uso continuado de energías fósiles es un obstáculo para alcanzar este objetivo. “Nos quedan algunos años para eliminar los sectores más contaminantes. Sin embargo, es imprescindible exigir a las autoridades una transición hacia energías limpias o renovables”, concluyó la experta.