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Charlotte Jarvis, In Posse: “Semen” femenino y otros actos de resistencia, a partir de hoy en la sala virtual del MUAC

A lo largo de la historia, el semen se ha considerado una sustancia mágica: un tótem de potencia literal y simbólica. Las sociedades patriarcales lo han descrito como una fuerza vital. In Posse busca reescribir esta narrativa cultural al conjuntar arte y ciencia para alterar la jerarquía. El estreno mexicano de la pieza es un intento de Jarvis por conciliar experiencias personales con el proceso de realización del proyecto. Es también una especie de manifiesto y una revisión de dónde se encuentra el proyecto en lo creativo, lo científico, lo ético y lo personal.

Charlotte Jarvis (Harrogate, Reino Unido, 1984; vive y trabaja en Londres) tiene una relación prolífica con la ciencia. Se ha aliado con ella para desarrollar materialmente sus búsquedas y dudas sobre los límites del cuerpo o, mejor dicho, sobre los límites que ciertos discursos imponen sobre el cuerpo, mientras contrabandean ideología con argumentos científicos, como ha denunciado desde sus inicios la filosofía feminista de la ciencia. In Posse: Semen “femenino” y otros actos de resistencia es un video que se presenta a partir del 19 de abril y hasta el 18 de julio en la Sala10 del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) en colaboración con El Aleph. Festival de Arte y Ciencia. La pieza forma parte de una trilogía que usa la unión de arte y ciencia, como las tecnologías de células madre y la ingeniería genética, en su proceso de realización.

La búsqueda para producir el primer semen femenino del mundo se ha desarrollado en tres partes. En la primera, Jarvis ha iniciado, en Leiden, una travesía con la Doctora Susana Chuva de Sousa Lopes para cultivar espermatozoides (células de esperma) de su propio cuerpo. Al mismo tiempo, desarrolla una forma “femenina” de plasma seminal (el “meco”) a partir de la sangre de varias mujeres, personas trans y no binarias. La parte final del proyecto es resucitar, reimaginar y recrear el antiguo festival griego de las “Tesmoforias”, que celebraban la fertilidad, a través de nuevos rituales comunitarios ideados por las mujeres participantes.

Al mismo tiempo que Charlotte Jarvis realizaba las facetas de In Posse, quedó embarazada, pasó por el trabajo de parto y se convirtió en madre. El estreno en México de la pieza —la cual se presenta en Sala10, a través de diez videos: una introducción y 9 capítulos— es el intento de Jarvis por conciliar estas experiencias con el proceso de realización del proyecto. Es también una especie de manifiesto y una revisión de dónde se encuentra el proyecto en lo creativo, lo científico, lo ético y lo personal.

Trilogía

La primera pieza de la trilogía es Ergo Sum (2012-2013), concebida como un autorretrato: se trata de una copia física de la artista realizada con células madre transformadas en células neuronales, cardiacas y sanguíneas genéticamente idénticas a las de Jarvis. La segunda, Et in Arcadia Ego (2014-2015), es la interpretación de Jarvis del cuadro del siglo XVII del pintor francés Nicolas Poussin, del cual tomó el título. La pintura retrata un paisaje idílico toscano, donde unos pastores leen en un monumento la leyenda “incluso en el paraíso, ahí estoy”, que hace referencia a la muerte. En la instalación de Jarvis, el paisaje es una sala de espera de hospital; en ella se despliega visualmente el proceso de transformación de sus células sanas en cancerígenas dentro de un laboratorio.

En sus años de estudiante, Jarvis reaccionó a lo que consideró una lectura profundamente machista de la historia del arte, con un performance en el que ejecutaba su versión de un Jackson Pollock salpicando pintura con un pene artificial amarrado a su cuerpo. Así, 15 años después, decidió emprender la misión de producir su propio semen a partir de sus células, en colaboración con la Dra. Lopes. El complicado proceso de hacer semen comienza con el intento de borrar o desactivar uno de los cromosomas X (marcador genético femenino) presentes en el ADN de Jarvis, mediante técnicas de modificación genética como la mutación acelerada, el escaneo y la selección; después se deja crecer una colonia saludable de estas células que han cambiado de género, a fin de generar células productoras de esperma, similares a las que provienen de los testículos.

Reescribir la narrativa cultural sobre el género

Las obras de Jarvis se materializan en instalaciones, videos y performances; sin embargo, lo que se  presenta ahora en Sala10 es un video que une dos pistas: la primera, el performance de una conferencia o manifiesto sobre los aspectos artísticos, científicos, éticos y afectivos del proyecto. La segunda, un ensayo visual donde se alternan tomas de la bebé de Jarvis con escenas de laboratorio, tomas microscópicas, paisajes acuíferos y de atardeceres, donde el cuerpo desnudo y embarazado de la artista realiza gestos de carácter ritual. También aparecen imágenes fuera de foco de una eyaculación, superpuestas a escenas del ritual colectivo.

Esta tercera obra, al igual que las otras dos, tiene un título en latín: In Posse, que significa en potencia, literalmente, antes de nacer. “Aunque el título de la trilogía es Corpus, me parece que In Posse resume mejor el impulso detrás de estos trabajos. El color que encontró Jarvis en la tecnología de células madre es la potencia hecha materia viva. Apostar por proyectos en potencia, todavía no realizables por limitaciones legales, éticas o tecnológicas quizás sea un acto cotidiano en el mundo del arte, pero tiene otras implicaciones en el universo científico. Esta condición le permite a Jarvis plantear su colaboración con la Dra. Lopes como una forma de activismo tecnológico, biológico y creativo, y sobre todo como un acto feminista”, comenta Alejandra Labastida, curadora de este proyecto.

“Por su lugar como bastión de la masculinidad, reclamar la posibilidad de crear semen femenino significa reescribir la narrativa cultural sobre el género y socavar la jerarquía y el poder patriarcal. En las palabras gozosas de Jarvis: ‘CHINGARSE AL PATRIARCADO’. Pero ello no tiene nada que ver con el éxito o la efectividad del experimento ni con la inversión de millones de euros en becas e infraestructura que involucra. En todo caso, la investigación puede tener una variedad de aplicaciones terapéuticas en relación con resolver la infertilidad masculina”, agrega la curadora.

Irrupción de la lógica patriarcal

Chalotte Jarvis interrumpe la lógica patriarcal por el mero hecho de sugerir un mundo donde un grupo de mujeres genera su propio semen. “Producir semen femenino se convierte en un acto de habla cuando opera dentro de una investigación performativa que, independientemente de sus resultados prácticos, trae a la existencia aquello que anhela por el simple acto de buscarlo”, señala Labastida. “Como ella lo plantea, una transubstanciación científica colaborativa que sucede en el proceso, en momentos y decisiones específicos, como la de generar el plasma seminal no sólo con su sangre, sino con la de un grupo diverso de mujeres, personas trans y no binarias, y hacerlo a través de un ritual que socava la idea del individuo creador”. En este punto entra en juego la intención de Jarvis de inscribirse en una narrativa no sólo científica, sino histórica, al nombrar estos rituales como “Tesmoforias”, el antiguo festival griego de la fertilidad. Las condiciones machistas de la cultura helénica no permitieron que quedaran registros de este festival exclusivo para las mujeres. En cambio es una decisión de orden político y artístico que la documentación de las “Tesmoforias” reinventadas por Jarvis sea también casi inexistente.

Realidad biológica

Para la curadora, este proyecto quizá encaja con la importancia que ha tomado la ciencia ficción feminista o afrofuturista para las prácticas activistas que buscan conjurar nuevos mundos. “La reinvención de la reproducción, el trabajo del cuidado y del género es la premisa nuclear de gran parte de la literatura feminista de ciencia ficción: un futuro vegetariano y sin violencia, en donde los hombres se extinguirían, las mujeres se reproducirían por partenogénesis y ya no habría familia nuclear, sino un cuidado colectivo de las niñas (como en la obra de Charlotte Perkin Gilman, Herland, 1915). Los experimentos genéticos de los mundos extraterrestres de Ursula K. Le Guin, donde hay 16 mujeres por cada hombre, las mujeres se casan entre ellas y los hombres son confinados, ‘protegidos de la educación por su propio bien’ y exclusivamente dedicados a responder a las necesidades reproductivas o eróticas de las mujeres (El asunto de Seggri, 1994), o donde la reproducción es asumida indistintamente por humanos hermafroditas asexuales que definen su sexo durante una etapa de celo (La mano izquierda de la oscuridad, 1969). Esos son sólo algunos ejemplos de una larga lista que podemos trazar hasta el referente fundacional de Frankenstein (1818) de Mary Shelley. Uno de los grandes aciertos de Jarvis es entender que este tipo de actos de habla que ofrecen horizontes optimistas, radicales y queer (como se titula uno de los capítulos del video) son, en nuestros tiempos, mejor servidos si se sigue la premisa postulada por Donna Haraway en el Manifiesto Cyborg (1985): acoger la tecnología y la ciencia en la lucha feminista”.

Más allá de invocar una identidad matriarcal mítica para abolir la necesidad de los hombres, de acuerdo a la curadora, Jarvis intenta mostrarnos una realidad biológica no sólo en potencia, sino que está frente a nosotros, en nuestras células, escondida bajo las espesas capas de niebla con las que la narrativa cultural envuelve nuestros cuerpos. “Si nos movemos a una escala cuántica y miramos de cerca cómo opera nuestro cuerpo, se escapa la posibilidad de definir un género o incluso de reconocer individuos con límites fijos y estables. Éstos también son una percepción construida: somos cuerpos en constante flujo con otras instancias vivas. Jarvis confía en que aceptar nuestra naturaleza híbrida y mutable tendrá repercusiones existenciales profundas”.

En última instancia, agrega Labastida, la gran pregunta que se hace Jarvis, después de ser madre, es por qué sigue siendo necesario realizar una investigación tan compleja como la que nos presenta para hablar de este tema, cuando todos experimentamos o acompañamos en nuestra cotidianidad el proceso más queer y radical de transformación al que se puede someter un cuerpo: el embarazo.

“Mientras la estructura económica, social y cultural que hace posible esta pregunta se sostenga, trabajos como el de Jarvis seguirán siendo esenciales. Más allá de sus usos inmediatos, para, digámoslo juntas: ¡¡¡CHINGARNOS AL PATRIARCADO!!!”, concluye la curadora.

Charlotte Jarvis, In Posse: Semen “femenino” y otros actos de resistencia (2019 a la fecha) | Video, 46’ | Sala10 | 19.04.2021–18.07.2021

Esta pieza se presenta en diez videos: una introducción y nueve capítulos.

Capítulo 1: Sexo

La ciencia demuestra que el “sexo” no reside en el cuerpo, el cerebro, la sangre o el ADN. Entonces, ¿dónde está el sexo? ¿Qué es el sexo?

Duración: 4’43”

Capítulo 2: Ciencia

Cómo producir espermatozoides a partir de células madre femeninas.

Duración: 3’08”

Capítulo  3: La amenaza en Venecia

¿Así que quieres deshacerte de todos los hombres?

Duración: 3’03”

Capítulo 4: Los que se alejan de Omelas

La complicada ética del esperma femenino y los bebés genéticamente modificados.

Duración: 5’38” 

Capítulo 5: Venirse juntas

Hacer “meco” colaborativo a partir de la sangre de varias mujeres, personas trans y no binarias.

Duración: 3’21”

Capítulo 6: Lo que me ha enseñado mi hija

Las cuestiones existenciales, transgresoras y queer planteadas por el embarazo, el parto y la maternidad.

Duración: 5’12”

Capítulo 7: Queer, radical y optimista

La investigación colaborativa artístico-científica como activismo performativo.

Duración: 4’5”

Capítulo 8: Las Tesmoforias

Recreación y reinvención de un antiguo festival griego de la fertilidad y el papel del ritual en la práctica científica.

Duración: 8’49”

Capítulo 9: Hablar de viajes

Un diálogo con mi yo adolescente.

Duración: 4’12”

Semblanza Charlotte Jarvis (Harrogate, 1984; vive y trabaja en Londres)

Charlotte Jarvis trabaja en la intersección del arte y la ciencia. Su práctica a menudo utiliza células vivas y ADN: ha desarrollado su propio tumor, ha grabado música en cadenas de ADN y ha visto su corazón latir fuera de su cuerpo. Ha realizado diez exposiciones individuales internacionales y más de 150 exposiciones colectivas. Obtuvo el Bioart and DesignAward en los Países Bajos, la comisión H20 del British Council en Argentina y la comisión AlternateRealities en el Reino Unido. Charlotte ha publicado artículos dictaminados por pares en el Leonardo Journal en los Estados Unidos. Actualmente es profesora en el Royal College of Art de Londres.

Enrédate con la programación #MUACdondeEstés, en el marco de #CulturaUNAMenCasa, por medio del sitio web y las redes sociales: WB: www.muac.unam.mx FB: @MUAC.UNAM TW: @muac_unam IG: @muac_unamYoutube: Museo Universitario Arte Contemporáneo.

MUSEO UNIVERSITARIO ARTE CONTEMPORÁNEO (MUAC). Insurgentes Sur 3000. Centro Cultural Universitario. Delegación Coyoacán. C.P. 04510. E-mail: difusion@muac.unam.mx. Página web: www.muac.unam.mx.  Difusión y Medios de la DiGAV-UNAM.

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