La demócrata y el republicano lucharon con palabras pero también encarnando a sus personajes: dos actores del poder.
Trump se empeñó en continuar con el guión preestablecido desde el inicio de su campaña. Apeló a su base, a lo que querían ver sus simpatizantes: el hombre antisistema, el que presume que haría mejor todo, que los impuestos de los estadounidenses son mal utilizados. Trump se puso su disfraz del hombre de la “Ley y el Orden”.
Hillary Clinton se defendió citando su experiencia en la política, sonriendo. Atacó con precisión en el tema de los impuestos de Trump, su actitud con los migrantes y las mujeres.
Trump es uno de los políticos más odiados en México. Su obsesión de construir un muro en la frontera, que impida el paso de los migrantes, es el principal factor por el cual la comunidad universitaria repudia al candidato republicano.
En un sondeo posterior al debate, los estudiantes de la UNAM consultados expresaron su malestar con Trump y calificaron su participación de ayer como predecible y característica de un hombre sin temple ni capacidad para ser líder de la nación más importante del mundo. Si los universitarios pudieran votar lo harían por Hillary Clinton.