Pepe Herrera
Debido al ritmo de vida que llevamos es muy frecuente que tengamos problemas relacionados con la ansiedad. De acuerdo con la definición del manual MSD, la ansiedad es “un estado emocional estresante y displacentero que provoca un sentimiento de nerviosismo y desasosiego, y sus causas aún no están claras”.
La ansiedad puede desencadenar varios problemas, como sensación de nerviosismo, aumento del ritmo cardíaco, respiración acelerada, sudoración, temblores, falta de concentración y dificultad para conciliar el sueño.
Con tal de disipar la ansiedad muchas personas comen cualquier cosa, en exceso y establecen malos hábitos alimenticios, los cuales a su vez desencadenan padecimientos como la obesidad y la diabetes.
¿Por qué encontramos un alivio en la comida? ¿Qué desencadena ese deseo incontrolable por calmar la ansiedad comiendo? ¿Por qué comiendo encontramos placer?
El doctor Benjamín Guerrero López (jefe del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM) diferencia entre el hambre y “comer por ansiedad”. Explicó que el hambre se puede entender como “una respuesta fisiológica normal que tiene nuestro organismo a causa de un vacío en el estómago y porque necesitamos la energía que proporcionan los alimentos para realizar las actividades diarias”.
El especialista de la UNAM dijo que “comer por ansiedad” está más encaminado a encontrar placer que a una necesidad fisiológica y que tiene repercusiones importantes, tanto a nivel psicológico como nutricional.
“Usualmente, cuando comemos por ansiedad consumimos productos que dañan nuestra salud”, destacó Mariana Isabel Valdés Moreno, jefa de la carrera de Nutriología de la FES Zaragoza. Y agregó que cuando comemos por ansiedad ingerimos principalmente alimentos ricos en carbohidratos, grasas saturadas o sal. “Cuando tenemos emociones negativas (ansiedad, malestar emocional, estrés, aburrimiento, tristeza o soledad) nos dan ganas de estar picando estos alimentos. Salimos a la esquina y encontramos una tiendita donde encontramos todo aquello que se nos antoja o que nos va a generar una sensación de placer. Esto me va a ayuda a ‘contener’ el estado en el que me encuentro, aunque no es lo correcto”.
Estos productos poco nutritivos y que pueden desencadenar enfermedades se consumen principalmente por un mal manejo de las emociones. Aunque también son consumidos por personas con altas cargas laborales o que trabajan en la noche (veladores, personal de salud o de seguridad pública, entre otros), ya que en este tipo de alimentos encuentran un alivio para la fatiga.
Ante esta situación, Valdés Moreno indicó que los alimentos que debemos consumir a la hora de sentir ansiedad o cansancio deben ser aquellos ricos en nutrientes, tales como verduras, frutas, semillas y cereales.
La importancia de disfrutar la comida
Además de nuestro estilo de vida, otros factores influyen para “comer por ansiedad”, tales como alimentarnos rápidamente para atender el celular, o comer mientras hacemos otras tareas (jugar videojuegos o usar la computadora, por ejemplo).
Ambos especialistas coincidieron en que es importante tomarse tiempo para consumir alimentos, no hacerlo con prisa, priorizar el momento y no realizar otras actividades al mismo tiempo.
Psicólogos que se acercaron al tema
Distintos investigadores han tratado de entender desde la psicología por qué algunas personas intentan calmar su ansiedad por medio de la comida.
Gayle Timmerman indicó que algunas personas ingieren comida para cubrir un déficit afectivo derivado de no sentir satisfechas sus necesidades personales. “La tensión generada por el estrés y la falta de recursos para afrontarla pueden llevar a la persona a recurrir a mecanismos de autorregulación basados en la compulsión. La función principal de la ingesta de comida sería la de hacer desaparecer el déficit afectivo que genera el estrés”.
Todd Heatherton, Janet Polivy y Peter Herman siguen la línea de Timmerman, y agregan que las personas que tienen ansiedad por comer tienden a escapar de sí mismas y que por medio del consumo excesivo de alimentos buscan calmar sus pensamientos negativos.
Tatjana van Strien, indicó que “la acción impulsiva de comer por ansiedad se trataría de una mala interpretación y un mal afrontamiento de los estados emocionales y viscerales relacionados con la sensación de hambre y saciedad”.
Consejos para evitar comer por ansiedad
Con el fin de no caer en un círculo vicioso y controlar el comer por ansiedad, Guerrero López y Valdés Moreno dieron las siguientes recomendaciones:
- Respetar los horarios de las comidas.
- Darse el gustos aunque no sean alimentos nutritivos. “A veces veo a alguien comiendo papas y se me antojan pero en el momento me privo de comerlas. Después regresa el antojo y compenso comprándome una bolsa grande de papas. Hay que darse pemisos de comer golosinas”.
- Hacer ejercicio.
- Consumir en mayor medida alimentos saludables.
- Identificar qué es lo que nos hace sentir ansiedad.
- En caso de no poder dejar de comer por ansiedad, pedir ayuda. Hay que evitar llegar a tener sobrepeso o padecer cualquier otro problema de salud. Hay que detectar oportunamente qué me provoca ansiedad y recibir la atención oportuna.