Las personas con más establecimientos de comida rápida cerca de sus hogares tienen mayores posibilidades de consumirlos y, por tanto, de desarrollar enfermedades del corazón, según una investigación de la Universidad de Utrecht, Países Bajos.
El estudio publicado por la Revista Europea de Cardiología Preventiva de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), Maartje Poelman, sugiere que los habitantes de las ciudades que viven a menos de un kilómetro de los establecimientos de comida rápida, comen más de estos alimentos, lo que aumenta el riesgo de enfermedad coronaria.
“El número de establecimientos de comida rápida ha aumentado en las últimas décadas, vendiendo alimentos con alto contenido de sal, grasas saturadas, carbohidratos refinados y calorías. Estos tipos de alimentos están asociados con enfermedades cardiovasculares”, recalcó el autor del estudio y profesor asistente de la Universidad .
El estudio Global Geo Health Data Center de Utrecht y que acaba de ser publicado, examinó a 2,472,004 adultos de 35 años de edad o más en 2009 y que no tenían enfermedad cardiovascular.
Después contó por más de un año la cantidad de puntos de venta de comida rápida a la que los participantes podían acceder por carretera a 500 metros, un kilómetro o tres kilómetros.
Los investigadores descubrieron que la incidencia de enfermedades cardiovasculares, en particular la enfermedad coronaria, era significativamente mayor (13 por ciento) en los residentes urbanos que tenían uno o más establecimientos de comida rápida a menos de 500 metros de su hogar.
La incidencia de enfermedades coronarias, también aumentó significativamente (17 por ciento) para los residentes urbanos que viven a menos de un kilómetro de dos o más establecimientos de comida rápida.
Sin embargo, las asociaciones de accidente cerebrovascular o insuficiencia cardíaca fueron menos pronunciadas en zonas de tres kilómetros o áreas rurales.
“Sabemos por investigaciones anteriores que el tipo de alimento disponible para comprar donde viven las personas influye en sus elecciones de alimentos. La asociación débil en las áreas rurales, podría deberse a la menor densidad de establecimientos de comida rápida en comparación con las áreas urbanas”, señaló el doctor Poelman.
“También puede estar relacionado con la forma en que las personas se comportan en las zonas rurales, por ejemplo, usar el automóvil con más frecuencia y ser menos dependientes del área residencial”.
Las directrices europeas sobre la prevención de las enfermedades cardiovasculares recomiendan considerar la regulación de la ubicación y la densidad de los establecimientos de comida rápida.
“Los responsables de las políticas públicas deben ser conscientes del impacto probable de la densidad de los puntos de venta de comida rápida urbana en la salud, especialmente dado que el número de estos establecimientos sigue en aumento”.
El autor del estudio agregó que para revertir la tendencia a nivel mundial se requieren crear entornos más saludables, prohibir los establecimientos de comida rápida o bien, regular un número máximo de este tipo de lugares.