Por Jorge M. González
La imagen más común que tenemos del masoquismo es la de alguien que disfruta del dolor cuando es maltratado. Sin embargo, esta pareciera ser sólo una manifestación extrema. En la vida diaria existen diversas formas de masoquismo que a muchos nos parece difícil comprender.
Wilhelm Reich (1897-1957), médico y sicoanalista Austriaco, publicó una investigación en 1932 refutando la idea freudiana de que muchos poseemos un “instinto de morir gracias a una voluntad biológica para sufrir.” En realidad, según Reich, las personas no “sufren porque les gusta.” Lo que parece suceder es que cuando el impulso por obtener placer y disfrutar la vida se ve reprimido, aparecen formas psicológicas distorsionadas y algunas de estas son expresadas por una actitud masoquista.
Esta conclusión apunta al cuestionamiento de las condiciones sociales que motivan tal actitud. Reich comenta, sin embargo, que “quejarnos no sirve de nada si nos quedamos en la queja y terminamos conformándonos con adjudicar toda la culpa a la sociedad. Adoptamos posición de víctimas y no hacemos ningún esfuerzo por salir del problema. Estas últimas son actitudes típicamente masoquistas.”
A mediados de este Diciembre que recién termina, leímos un artículo en el New York Times, basado en una investigación de al menos cinco meses, siguiendo las actividades de 21 hospitales públicos venezolanos. Varios médicos confirmaron que han visto a numerosos niños aquejados de desnutrición, cientos han muerto.
“Venezuela tiene las mayores reservas comprobadas de petróleo del mundo. Su economía ha colapsado en los últimos años. El hambre ha estado acechando a la nación, hoy está matando niños. El régimen venezolano lo sabe, pero no ha querido admitirlo.” Aunque lo nieguen, es común ver gente buscando comida entre la basura.
Comenzando Diciembre el régimen gana unas elecciones fraudulentas con la complicidad del CNE y la inhabilidad de la oposición. Igualmente, también nos enteramos de algo que ya sabíamos pero que ahora denuncia hasta el propio régimen: la industria petrolera estatal, ha sido manejada de manera corrupta desde la época de aquel cuya mirada “todo lo veía.” Exministros y altos directivos que fueron de la confianza del comandante galáctico, hoy están tras las rejas y son culpados del desastre que nadie del régimen tiene idea como arreglar. Esto no es más que la última evidencia de que la única industria de la cual depende la economía venezolana está desmoronándose.
Investigadores, economistas, sociólogos, estiman que el sufrimiento de los venezolanos será peor este 2018. La ineptitud de todos los personeros del régimen para resolver hasta los más insignificantes problemas, ha llevado al país a la ruina. Hoy, la inflación en Venezuela es la más alta del planeta. A este oscuro futuro, le podemos agregar la incapacidad, la corrupción, la ceguera, la soberbia, el resentimiento y el descaro de todos los miembros del régimen, comenzando desde el occiso galáctico hasta el mediocre heredero y todos los adláteres, pasados y presentes, incluyendo amigos y familiares que se han enriquecido a costa de la nación.
Como corolario, finalizamos 2017 con cuatrocientos-y-tantos presos políticos. ¿Cómo podemos entender esto?
