Con el plan de vacunación aplicado a distintos sectores de la población y el número de decesos por COVID-19 a la baja, México se prepara para el regreso a las actividades presenciales.
En el proceso para el retorno a las actividades presenciales deberá tenerse en cuenta que el riesgo cero no existe, advirtió el doctor Alejandro Macías Hernández, experto en enfermedades infecciosas y egresado del Posgrado de la UNAM.
Los virus cambian y las pandemias vuelven a ocurrir, en el futuro vamos a tener más y es muy importante que tengamos planes y protocolos por escrito, que los estemos actualizando y que hagamos caso de ellos, señaló en presentación virtual, organizada por la Universidad de Guanajuato y el Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines.
Con base en evidencia científica Macías Hernández habló sobre las lecciones que nos ha dejado la COVID-19. Explicó que los virus mutan y siempre van a estar en constante cambio, por ello van a estar apareciendo “variantes de preocupación”. Las más comunes, en este momento, son las de Reino Unido (B-117 Alfa), Sudáfrica (B1-351 Beta), Brasil (P-1 Gamma) y la de la India (B1-617.2 Delta).
Indicó que esta enfermedad respiratoria se transmite por medio de gotas y que el conocimiento más importante que hemos obtenido sobre la transmisión del virus (SARS-Cov2) es la formación de aerosoles, que una persona (enferma) cuando habla, tose o estornuda lanza gotas de saliva que no siempre van a parar al suelo, sino que se quedan flotando y se pueden transmitir más allá de dos metros de distancia.
Entonces, “el virus no sólo se transmite a larga distancia, sino que se mantiene viable y tenemos lo que se llama inoculo infectante”.
Ventilación adecuada
“Por estudios de dinámica de partículas sabemos que incluso las gotas grandes (50 micras) flotan en el aire”.
Advirtió que también por gotas de saliva se pueden contagiar enfermedades como el Catarro común, las Paperas y la Tosferina. Por aerosoles que flotan a larga distancia se pueden transmitir la Tuberculosis, la Influenza, la Varicela, el Ebola, la COVID, el primer SARS, el MERS, el Sarampión y la Meningitis. Ahí reside la importancia de la ventilación, debemos cuidar también la higiene y la sana distancia y reducir el énfasis en la transmisión por contacto directo.
Para el regreso, las instituciones deberán hacer uso de sistemas de ventilación y de filtración de aire adecuados e impartir clases con esquemas híbridos. La calidad del aire se puede comprobar con un aparato medidor de dióxido de carbono (CO2).
“El cubrebocas, la sana distancia y el bajo aforo pueden ser insuficientes si no hay buena ventilación. Una hora respirando el aire viciado puede ser bastante para que una persona se infecte, agregar un ventilador puede ser útil cuando no hay buena ventilación”, explicó.
El uso de cubrebocas
Cuando un emisor de partículas contaminadas con virus no usa cubrebocas está lanzando una gran cantidad de ellas al aire, para infectarse es necesario acumular una cantidad de virus y el uso de la mascarilla en emisores y receptores disminuye esa porción. “Cualquier plan de retorno y de labores en estaciones de actividad viral debe incluir el uso obligatorio de cubrebocas en espacios cerrados. Hay que usarlos bien y usarlos en temporada de virus respiratorios”, precisó.
La epidemiología de los virus respiratorios
En opinión del doctor Macías, no debemos descuidarnos, las infecciones respiratorias como la COVID-19 atacan aun cuando parezca que las cosas están bajo control. El semáforo sanitario indica que ya podemos retomar muchas actividades, pero es indispensable que las instituciones tengan alguna forma de tomarle “el pulso” a la actividad viral.
“Hay que estar preparados para la siguiente estación (época de frío) y hay que tener sistemas de medición como las pruebas de PCR y de antígenos. Toda institución tiene que tener recursos para estar midiendo la actividad del virus si quiere volver. A futuro, las universidades deberán tener departamentos de biología molecular que sirvan como monitores a la sociedad para establecer la actividad del virus”.
COVID-19 (80-15-5)
Según esta regla epidemiológica, el 80 por ciento de las personas son asintomáticas o tienen cuadros leves de la enfermedad, el 15 tienen síntomas moderados y el 5 se agravará y tendrá que ser hospitalizado. “En el 80 por ciento hay mucha gente asintomática que es la más importante en la transmisión porque no sabemos que están enfermos”.
Por otro lado, factores como la edad avanzada, las enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, problemas renales, hepáticos, cardíacos y pulmonares), el embarazo, el sobrepeso, el tabaquismo y las adicciones ponen en situación de riesgo y complicaciones graves a quienes enferman de COVID-19.
En la estrategia de regreso, la gente de los grupos en situación de alto riesgo tiene que estar vacunada para poder volver y si la pandemia está activa se debe facilitar el trabajo desde casa para quienes no están vacunados.
Además hay que tener en cuenta que la pandemia generó “Síndrome post Covid”, en el 10 al 60 por ciento de quienes padecieron la enfermedad.
En ese contexto, las actividades administrativas y de servicios deben regresar antes que las educativas, las labores educativas prácticas deben volver antes que las clases presenciales.
Hay que privilegiar el exterior y las actividades prácticas, ejercicio y educación porque las actividades prácticas necesitan presencia y las actividades al exterior son de bajo riesgo.
La vacunación en México
“Una vacuna generalmente tarda de diez a quince años en su desarrollo pero esta tomó menos de un año, eso es un tributo a lo que puede hacer la humanidad y se recordará en el futuro como un hito científico en la historia. Las vacunas nos van a devolver a una cierta normalidad”.
Estimó que un enfermo puede infectar a tres susceptibles, por lo que es importante alcanzar la inmunidad de rebaño con el plan de vacunación y siguiendo las medidas preventivas.
“La mejor vacuna es la que te toque cuando te toque”, enfatizó.
En México entrará en funciones la planta de Liomont y eso significa que vamos a tener vacunas de AstraZeneca suficientes, con eficacia del 80 por ciento, lo que va a hacer que avancemos rápido en el proceso de vacunación, vamos a lograr el proceso de contención que nos permita convivir con el virus y que no nos colapse las instituciones de salud”.
“Si podemos inmunizar muy rápidamente, seguramente por ahí de septiembre octubre tendremos esto completamente controlado, con inmunidad de rebaño, yo creo que podemos ser optimistas”, concluyó