En la sesión de este jueves 17 de junio participarán Astrid Rondero, Julián Hernández y Alejandro Zuno para charlar del tema: Contar historias de diversidad. En la entrega anterior de Jueves de cine en Casa Buñuel se contó con la participación de Nicolás Echevarría, Rubén Imaz, Juan Mora Catlett y Flavio González Mello
Las charlas de Jueves de Cine en Casa Buñuel continúan en su tercera temporada, en una colaboración entre la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), Cultura UNAM, Cultura en Directo.UNAM, la Filmoteca UNAM y la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro.
Próxima sesión de Jueves de Cine
En la sesión de este 17 de junio de la tercera temporada de Jueves de Cine en Casa Buñuel contaremos con la presencia de Astrid Rondero (Los días más oscuros de nosotras, 2017), Julián Hernández (Rencor tatuado, 2018) y Alejandro Zuno (Oasis, 2017), para charlar sobre el tema: Contar historias de diversidad. No te lo pierdas este jueves 17 de junio a las 18:00 horas, a través del canal de YouTube de Cultura en Directo.UNAM.
Durante la sesión anterior, que fue séptima del ciclo, se contó la presencia de Nicolás Echevarría, Rubén Imaz, Juan Mora Catlett y Flavio González Mello, quienes charlaron del tema: Representaciones de la conquista de México. 500 años de la caída de Tenochtitlán: un pretexto para repensar a México antes, durante y después de la Conquista.
La conversación comenzó con la intervención de Flavio González Mello, quien aludió a la serie de eventos que se están organizando a propósito de los 500 años de la caída de Tenochtitlán frente al ejército del conquistador Hernán Cortés. Mencionó que ello le parece un buen motivo y, desde luego, un pretexto para reflexionar en torno al trabajo cinematográfico que se ha realizado en México y en el mundo acerca del tema: un hecho que, calificó de impresionante y escalofriante al mismo tiempo, porque muestra el modo en que dos mundos completamente distintos y desconocidos entre sí colisionan en el rumbo de la historia y se transforman para siempre. En ese sentido, celebró la organización y realización de eventos como Jueves de Cine en Casa Buñuel que abordan este tema en el séptimo arte.
Posteriormente, Nicolás Echevarría habló sobre su primer largometraje de ficción Cabeza de Vaca (México, 1991), basado en la obra Naufragios y comentarios del conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Echevarría se refirió a su película como un ensayo autobiográfico que le permitió transitar de la civilización contemporánea mestiza al mundo indígena. Porque le pareció necesario retratar la otra cara de la Conquista, en la que el conquistador es representado como alguien desalmado y sin religión, que termina adaptándose a los modos indígenas hasta convertirse en un mestizo mexicano dispuesto a deshacerse de toda su memoria y su cultura para incorporarse al otro mundo y sobrevivir. Asimismo, confesó que originalmente gran parte de su inspiración para realizar dicho filme surgió de su interés por el personaje histórico Gonzalo Guerrero, un marino español que se asentó y se asimiló en el seno de la cultura Maya a tal grado de combatir a los propios conquistadores españoles. Empero, la indisponibilidad de recursos históricos y documentales sobre este personaje, lo llevó a optar por el camino de Álvar Núñez sin tener que abandonar su intención cinematográfica original.
Por otro lado, Juan Mora Catlett habló de su película Retorno a Aztlán (México, 1990): el primer largometraje rodado en México hablado completamente en náhuatl y subtitulado al español para su exhibición. Catlett mencionó que el proyecto de representar al mundo previo a la Conquista desde una perspectiva en la que se ofreciera una imagen más real de los indígenas, emergió de pensar al mito como génesis narrativa: “La idea me surgió a partir de un profesor que decía que la dramaturgia europea había surgido de la crítica del mito griego. Si eso es así, entonces la dramaturgia mexicana debería de surgir de la crítica del mito mexicano. Así, revisé los mitos más antiguos de la Ciudad de México, que eran los de los aztecas, y desde ahí traté de construir una película basada completamente en este mundo. Para eso me ayudaron muchísimo el arqueólogo Felipe Solís, curador de la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología e Historia y Federico Navarrete, quien trabajaba en la traducción del náhuatl clásico”. Asimismo, reconoció que el proceso para su filmación no fue sencillo. En primer lugar, aludió a la necesidad de abandonar los conceptos europeos, como el de conquista e imperio, para comprender de una manera más acertada al mundo precolombino y luego tejer un puente entre éste y el México contemporáneo occidentalizado, sin despojarse del pensamiento prehispánico. Mencionó que el uso del término conquista para referirse a lo acontecido hace 500 años, le parece incorrecto, pues es un concepto europeo aplicado según los modelos renacentistas de la política europea, que trata de prestigiar a los europeos sobre los pueblos indígenas, dejándolos completamente a un lado para destruir su cultura y su religión. Después, habló de la falta de interés de las autoridades cinematográficas mexicanas en un proyecto como el suyo: acerca de las civilizaciones prehispánicas de México. No obstante, manifestó que a pesar de ello la película ha sido muy vista y aceptada por el público en general.
Además, Flavio González Mello destacó los problemas institucionales que atravesó Retorno a Aztlán al intentar inscribirse en los premios Ariel otorgados por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), por ser una película hablada en náhuatl. Asimismo, destacó que ello marcó la pauta para que actualmente las películas mexicanas habladas en lenguas originarias -y no únicamente la castellana- sean admitidas en este certamen.
Catlett continuó hablando sobre la trayectoria entre Retorno a Aztlán (México, 1990) y Eréndira Ikikunari (México, 2007) como parte de su proyecto histórico-fílmico que comienza en el mundo prehispánico y termina en el mundo contemporáneo desde la dramaturgia mexicana. En el caso de la segunda, señaló las ventajas que tuvo respecto de la primera, al hablar de la cultura purépecha, aún existente. El pueblo purépecha le negó la entrada en numerosas ocasiones hasta que habló con el intelectual más importante de éste, quien tras leer el guion de Eréndira le abrió las puertas. Así, el cineasta mexicano destacó y agradeció la colaboración y apertura purépecha para contar su historia desde sí misma en la pantalla grande, y no desde el punto de vista del historiador europeo. Mencionó que trabajar con ellos le permitió contar muchas claves; por ejemplo, cómo veían a los españoles y retratar al indígena que se ha hecho a un lado por la cultura mestiza. Esa energía fue la raíz emocional de la película, puntualizó.
Por su parte, Rubén Imaz habló de Epitafio (México, 2015), una película dirigida en compañía de Yulene Olaizola, sobre un pequeño episodio de la conquista de México a menudo olvidado y desvalorizado: el ascenso de Diego de Ordaz, uno de los capitanes de Hernán Cortés, al Popocatépetl. Imaz mencionó que decidió enfocarse en ese acontecimiento debido a la amplitud y complejidad del fenómeno de la conquista de México y por cuestiones presupuestales, que en ocasiones impiden que se retrate todo el proceso de este acontecimiento en una sola cinta. “La Conquista es un proceso muy complejo y es imposible explicar todo desde el cine. De alguna manera, estamos obligados a encontrar las cosas que nos permitan representar a la Conquista, sin tener que abordarla en su totalidad. Además, pienso que de pronto la historia de Ordaz parece no ser tan importante y hasta obviada; y, bueno, esa posibilidad creativa es lo que despertó mi interés como cineasta en ese acontecimiento”.
Esta iniciativa es una colaboración entre la AMACC, Cultura UNAM, Cultura en Directo. UNAM, la Filmoteca de la UNAM y la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro, y forma parte de la campaña #CulturaUNAMEnCasa.