La doctora Mercedes Pedrero Nieto, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, habló sobre la iniciativa de Nueva Zelanda sobre la división del tiempo en cuatro secciones: necesidades personales, tiempo contratado, tiempo comprometido y tiempo libre.
La primera engloba el dormir, comer y la higiene personal. El tiempo contratado se refiere al tiempo de trabajo y, en su caso, escolar. Por su parte, el tiempo comprometido incluye tareas indispensables para la vida diaria como el trabajo doméstico, la atención y los cuidados. La última sección es el tiempo que resta y en el que se puede decidir qué hacer.
Agregó que realizar la misma cantidad de trabajo en casa es complicado debido a que la estructura familiar se transforma, hay una reorganización de los espacios. Además, hay una convivencia nueva con los hijos, la familia y la pareja.
“Pero también hay otras dinámicas a las cuales acudimos porque estamos en la soledad y empezamos a hacer llamadas y contactos. Estableciendo otras relaciones que antes no teníamos y que nos permite reconstruir nuestra vida y pensar en todo lo que está pasando”.
Pedrero Nieto subrayó que lo más importante es la reflexión de este proceso, “es la primera vez que la humanidad se siente parte de una misma especie porque antes siempre estábamos seccionados por clases sociales y razas. Ahora sabemos que cualquiera que tenga cualquier condición nos puede contagiar, tenemos algo en común”.