Daniel Francisco / Omar Páramo / Erik Hubbard / Dolores Rojas / Filogonio Naxin
- El trabajo de la UNAM y la CNDH expone las graves consecuencias de la violencia y el crimen organizado para todos los afectados, tanto de manera directa como indirecta
Luisa no pudo vestirse de negro en el funeral de su primo; ese era el color de la ropa de quienes habían secuestrado y asesinado a su familiar. Lucía vivió desde pequeña el abandono y la violencia sexual. Se drogaba “porque no quería sentir dolor”. Al padre de Manuel lo “secuestraron” y no volvieron a saber de él. Laura vivió la desaparición de su padre y sus dos hermanos. Jonathan recuerda siempre su herida en el tobillo, huella de las cuchilladas de la Mara 18.
Estas cinco historias se relatan en el estudio Niñas, Niños y Adolescentes víctimas del crimen organizado en México (2019), elaborado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la UNAM, y coordinado por Elisa Ortega Velázquez, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Las historias fueron recabadas en cinco estados de la República mexicana: Tamaulipas, Baja California, Michoacán, Estado de México y Chiapas. El informe, publicado en 2019, señala que estos estados “conforman no solamente una ruta migratoria, sino una ruta de dolor y violencia que va desde la frontera norte con Estados Unidos hasta la frontera sur con Guatemala. Las historias exponen las graves consecuencias de la violencia y el crimen organizado para las víctimas directas e indirectas en un contexto donde claramente la violencia creció de forma exponencial a partir del año 2006”.
Elisa Ortega indica que la idea era realizar un diagnóstico especializado y puntual, con perspectiva de derechos humanos y de género, sobre la situación en cuanto al cumplimiento de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes que son víctimas del crimen organizado en nuestro país.
En este tipo de estudios, añade en entrevista, “utilizamos la técnica jurídica, pero también empleamos técnicas cualitativas, que consisten en la realización de historias de vida, con el fin de obtener un diagnóstico lo más completo posible sobre este tema”.
Agrega que “fue una experiencia muy cruda, por decirlo de algún modo. A través de las historias de vida que realizamos en estos cinco estudios, tratamos de comprender la subjetividad que viven las niñas, los niños y los adolescentes. Tomamos en cuenta distintas variables, como la clase social, la edad y el género, que se entrecruzan con estos contextos de crimen organizado. En mi experiencia como investigadora, las personas que han sufrido violaciones de derechos humanos, como las de esta investigación, son muy generosas al abrir su historia, su corazón, porque realmente hay muchas emociones implicadas”.
Las historias ayudan a visibilizar el fenómeno, precisa, “porque los fenómenos no existen si no los nombramos, si no los visibilizamos y les ponemos nombre y apellido, si no los hacemos públicos. Tratamos de incidir desde la academia, a través de estudios serios que intenten impactar la política pública existente, que está ausente, porque gran parte de los resultados muestra que hay una falta de atención y de protección a estas personas. Me parece siempre muy loable y destacable la disposición que tienen las personas para compartir y reabrir heridas”.
Este estudio pone de manifiesto la importancia de atender a las víctimas y generar políticas públicas que protejan y garanticen los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes en el contexto del crimen organizado en México. Las historias recopiladas sirven como un llamado a la acción para las autoridades y la sociedad en general, para buscar soluciones a una problemática que afecta a una población especialmente vulnerable.
Información destacada
- El estudio “Niñas, Niños y Adolescentes víctimas del crimen organizado en México” recoge cinco historias de jóvenes que han vivido la violencia y las consecuencias del crimen organizado en diferentes estados del país.
- La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la UNAM colaboraron en la elaboración del informe, coordinado por Elisa Ortega Velázquez, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
- Los estados de Tamaulipas, Baja California, Michoacán, Estado de México y Chiapas conforman una ruta de dolor y violencia desde la frontera norte con Estados Unidos hasta la frontera sur con Guatemala.
- El estudio busca realizar un diagnóstico especializado y puntual con perspectiva de derechos humanos y género sobre la situación de las víctimas del crimen organizado en México.
- Se emplearon técnicas cualitativas, como la realización de historias de vida, para obtener un diagnóstico completo sobre el tema.
- Las historias de vida recopiladas permiten visibilizar el fenómeno y concienciar a la sociedad sobre la necesidad de políticas públicas que protejan y garanticen los derechos humanos de las víctimas.
- La investigación revela una falta de atención y protección a las víctimas, lo que resalta la importancia de generar políticas públicas para atender a esta población vulnerable.