Pepe Herrera
Carl Friediksen es un adulto mayor gruñón y malhumorado. Después de la muerte de Ellie, su esposa, Friediksen lleva una vida rutinaria. Sin embargo, dos eventos inesperados cambian su tranquilidad: en su puerta aparece Russell, un niño explorador que busca ayudar a los demás para completar sus insignias de explorador y, por otro lado, un accidente al sentirse agredido, golpea a un hombre. Carl es acusado de ser violento y ese pretexto lo utilizan unos empresarios para arrebatarle su hogar. Al verse acorralado, Friediksen inicia una aventura y emprende el vuelo con su casa, gracias a que le colocó muchos globos con los cuales su casa puede volar a las Cataratas del Paraíso, donde planeaba ir con Ellie.
Libre de toda responsabilidad o angustia, Carl espera llegar pronto a aquel lugar que una y otra vez soñó desde su niñez, pero sin querer Russell se suma a la aventura. El inicio de la relación entre ambos no es muy buena y este hecho detona cierta tensión. Sin embargo, con el pasar de los días y la irrupción de Kevin, una ave en peligro de extinción, y Dug, un perro, se van conociendo más y más hasta llegar a tener una relación estrecha donde Carl vuelve a encontrar un sentido a su vida gracias a Russell, quien cumple con su misión: ayudar a los ancianos.
Aunque Russell y Carl no son familia, tienen una relación intergeneracional similar a la que un abuelo y un nieto deberían o deben tener, ya que este vínculo tan especial puede ser muy benéfico y nutritivo para ambas partes. Consultamos a la profesora Gabriela Aldana González, actual jefa de carrera de la licenciatura de Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento de la FES Zaragoza, sobre este tema y nos manifestó que hay muchos puntos positivos en esta relación.
Aldana González indicó que “este tipo de relaciones son muy especiales ya que en primer lugar, hay intercambios de solidaridad entre ambas partes porque los abuelos muchas veces son un soporte emocional para sus nietos. Incluso se podría decir que es una relación muy relajada, muy progresiva, muy libre y con una buena conexión. Esto se debe a que hay una posición más permisiva que con los padres”.
Y agregó: “Incluso se llega a dar una relación de amistad. Al tener una experiencia más amplia, los abuelos se vuelven confidentes (para bien) de sus nietos y aprovechan esa situación para compartir sus experiencias previas y actuales. Es una situación donde ambos obtienen beneficios como alegría y entretenimiento”.
Otros beneficios de esta relación de acuerdo a la experta universitaria son:
- Si los padres salen a trabajar y dejan a los nietos al cuidado de sus abuelos, se hacen compañía ambos.
- Los nietos imponen un ‘reto’ para los abuelos, ya que necesitan estar al día para poder interactuar con ellos. Entonces, los adultos mayores están en constante aprendizaje.
- Los nietos se nutren con la visión de los abuelos porque amplían su forma de ver el mundo y se abren a otras experiencias.
- Aprendizaje mutuo. Sobre este punto, la profesora dio su visión desde una manera profesional, ya que en la carrera de Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento lo ve diario. “Tenemos adultos mayores que vienen a estudiar y que si bien tienen problemas con la tecnología, su visión reflexiva es muy amplia y eso es algo que valoran muchos los estudiantes. Entonces emerge un intercambio de saberes intergeneracionales, pues a pesar de la diferencia de edad existe el apoyo y la apertura para escuchar al otro”.
Asimismo, un estudio elaborado por el Instituto de Envejecimiento de la Universidad de Boston demostró que una relación estrecha entre abuelos y nietos pueden reducir la depresión de los primeros. En el estudio, se utilizó un grupo de muestra compuesto por 376 abuelos y 340 nietos. Los observadores concluyeron que esta relación otorga: solidaridad afectiva, cercanía emocional y apoyo tangible (en tareas domésticas, financieras, etc.).
“Descubrimos que una relación emocionalmente cercana entre abuelos y nietos se asocia con menos síntomas de depresión en ambas generaciones. Los abuelos y los nietos adultos contribuyen significativamente entre sí y es indicativo que los abuelos sigan siendo un recurso y afecten el bienestar de sus nietos hasta la edad adulta”, explicó Sara Moorman, quien formó parte del grupo de investigación.
A pesar de que hay puntos positivos sobre esta relación, la experta universitaria no quiso pasar por alto los aspectos negativos. Sin embargo, aclaró que estos aparecen únicamente cuando hay un abuso con respecto al cuidado de los nietos. De hecho, hay artículos que exponen lo que sufren los adultos mayores cuando se excede de ellos a la hora de relegarles el cuidado de los nietos.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología explicó que cuidar a los nietos de manera excesiva puede provocar estrés y sensación de sobrecarga en los abuelos, lo cual puede desencadenar en un empeoramiento de sus dolencias. De igual manera, esta responsabilidad puede provocar que descuiden su salud. Gabriela Aldana González profundizó sobre los resultados de este estudio y comentó que los abuelos sí pueden sufrir de estrés cuando hay una sobrecarga de trabajo cuando fungen como cuidadores de sus nietos.
“Los abuelos tienen su vida propia, sus propios proyectos, entonces, si además de hacerse cargo de sus gestiones domésticas-administrativas tienen que procurar a sus nietos, se ponen en una situación que les puede generar problemas de salud emocional y física. Los abuelos pueden ayudar a la crianza, pero no hay que dejarles todo o abusar de su apoyo”, detalló.
¿Qué actividades pueden realizar nietos y abuelos para fortalecer ese vínculo?
Como hemos visto, fomentar la relación entre nietos y abuelos es muy positiva para ambos. Es un vínculo donde hay un amor infinito y una complicidad sin igual. Sin embargo, para que este nexo tenga sus frutos es necesario cultivarlo.
Diversos psicólogos sugieren estas actividades para fortalecer este vínculo:
- Ver películas juntos
- Cocinar
- Viajes de vacaciones en familia
- Compartir desayunos, comidas o cenas
- Jugar videojuegos o juegos de mesa. Los abuelos también son gamers y estudios lo comprueban.
- Dar paseos o ir al parque
- Leer cuentos
- Hacer manualidades
Si bien la experta universitaria avaló este tipo de actividades, sugirió que no importa el tipo de actividades que realicen, pues los gustos y afinidades son diversos. “Son buenas sugerencias, pero hay que tomar en cuenta la opinión de ambos antes de realizar cualquier actividad porque será para ellos más fácil vincularse a través de esta”, agregó.
Finalmente, Aldana González pidió a la sociedad tener en cuenta el valor y potencial que representan las personas adultas mayores, así como la importancia del buen trato y el respeto a sus derechos humanos.
“Tristemente se nos ha vendido que la vejez ya es una etapa de declive del ser humano y es un error. Es cierto que ya hay limitaciones físicas, pero eso se compensa con la experiencia, con las vivencias que ha tenido la persona. Ellos ya están más curtidos en lo emocional y tienen fortaleza; también tienen estas redes sociales que van tejiendo a lo largo de su vida. Entonces hay que aprovechar lo que nos ofrecen. No hay que abandonarlos y en la medida de lo posible, estar en contacto constante con ellos”, finalizó.
“Nadie puede hacer más por lo niños, que los abuelos. Estos espolvorean polvo de estrellas sobre la vida de los pequeños”.
Alexander Murray Palmer