Michel Olguín Lacunza / Leyla Cárdenas
A lo largo de la historia se ha dicho que las mujeres son de Venus y los hombres de Marte, diferencias marcadas en varios ámbitos. Por ejemplo, que ellas hablan mucho más que ellos, pero ¿esto es verdad?
Desde las neurociencias y la psicología las habilidades comunicativas se le han atribuido al género femenino, pero recientemente se evaluó esta situación y se ha llegado a una nueva conclusión, dijo Diana Paz Trejo, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Cuando se ha analizado la cantidad de palabras que ejecutan las mujeres y los hombres a lo largo del día, se ha observado que ambos dicen un promedio de 16 mil. Sin embargo, depende del contexto donde se desenvuelven para decir cierta cantidad.
Por ejemplo, las mujeres tienden a hablar más cuando están en grupos pequeños y con amistades cercanas, con las cuales existe una cercanía afectiva; pero en reuniones de trabajo, en las que se da la toma de decisiones, hablan menos.
En cambio, en los hombres la situación es a la inversa. Se expresan menos en espacios afectivos, pero más en juntas de trabajo o reuniones sociales, agregó la académica universitaria.
¿Por qué se da esta situación? En este contexto, destacan las cuestiones socioculturales y donde estamos inmersos, dijo Diana Paz. Por ejemplo, a las mujeres se les enseña y atribuye ciertas características, como ser más empáticas en la parte afectiva.
“No hablamos más por ser mujeres, sino por el hecho de que nos han entrenado a lo largo de nuestra vida para leer más este tipo de señales. Es como ejercitar un músculo, porque en términos del cerebro es un músculo”.
Y en el caso de expresarnos en los espacios laborales o sociales, donde hay más gente, se nos ha enseñado a eliminar ese atributo porque puede responder a un estereotipo de mujer dominante.
Con los hombres ocurre lo contrario, explicó la académica universitaria, porque a ellos se les adiestra para ser más seguros en estos espacios y a desarrollarse.
“Aquello que puede ser asertivo para un hombre, en una mujer se considera agresivo y dominante”.
En el cerebro
Desde las neurociencias ha tomado fuerza el concepto de plasticidad cerebral: capacidad que tiene el sistema nervioso para referir, externar o mostrar el impacto de la interacción con el medio ambiente.
“Es decir, lo que yo haga con el medio ambiente va a modificar la forma en la que se conecta mi cerebro. Por lo tanto, si existen diferencias en el medio ambiente entre mujeres y hombres, habrá un cableado por default que los haga hablar de cierta manera”.
Esto puede deberse a la forma donde el ambiente ha “cableado” de manera diferencial su cerebro en función de los roles que se atribuyen a cada género”.
En cuanto a las zonas que el cerebro utiliza para el lenguaje son principalmente el área de Broca y el Área de Wernicke. La primera se encarga de generar la secuencia motor para el habla, mientras que a la segunda se le ha atribuido la comprensión del lenguaje.
Sin embargo, existen otras áreas que participan en el proceso del lenguaje y se relacionan con la carga emocional, la conexión e incluso entre lo que se entiende y lo que se ejecutará.
Aunque existe una centralidad en las áreas de Broca y Wernicke, habrá una distribución más amplia de las habilidades lingüísticas. Por ejemplo, no sólo existen cuestiones verbales, sino también las orientadas hacia el lenguaje corporal o incluso en términos estéticos, como es la apreciación artística.
“Yo puedo entender lo que quiso decir un artista plástico sin conversar con él, simplemente a través de su obra”, concluyó.