La Declaración Universal de los Derechos de los Niños establece que éstos le serán reconocidos a todos los pequeños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia.
Este documento asegura que el niño debe tener derecho a ser libre y no ser forzado a trabajar o a ser explotado de forma alguna, tiene derecho a recibir una educación, cuidados de salud, a tener una familia y no ser abandonado o maltratado y a recibir cuidados especiales en caso necesario.
Se señala que el niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole.