Como aquel pequeño y aterrador personaje del bigotillo ridículo, el puntero en las encuestas del Partido Republicano en la contienda electoral de este año, encontró en el odio a una religión su bandera política más exitosa.
Si en la Alemania de hace casi un siglo, el rechazo a los judíos sirvió para galvanizar la frustración y los peores instintos de la sociedad alemana, hoy el precandidato Donald Trump ha aprovechado el miedo al terrorismo como su excusa para rechazar a cualquier persona que profese la fe musulmana.
Quién saltó al escenario electoral con un discursos de mentiras e insultos contra los mexicanos que radican en este país, hoy avanza su agenda de odio y racismo contra un grupo que asusta aún más a las bases más primitivas de la derecha estadounidense, a quienes encuentran en el Corán a su dios.
Aún muy por arriba del resto de sus competidores en todas las encuestas, pero con claras señales de resquebrajamiento en sus relaciones con el sector pensante de su partido, Trump podría no quedarse al final con la candidatura. Pero lo que es indudable es que ya logró mover peligrosamente hacia la derecha la contienda interna del G.O.P. Muy mal están las cosas cuando el senador Ted Cruz, también un extremista de derecha, se puede presentar como la opción moderada y viable en la contienda.
