Este año pudo verse como el inicio del resquebrajamiento de un orden internacional y el comienzo de la fractura de un modelo globalizador; indicador de ello son los triunfos en las urnas del brexit en Gran Bretaña; de Donald Trump en Estados Unidos, y del No a los acuerdos de paz en Colombia (al menos en su primer referéndum), expuso Eduardo Rosales Herrera, profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES Acatlán) de la UNAM.
“En los tres eventos se demostró el poder de las fuerzas conservadoras, ultraconservadoras, de derecha y regresionistas en el orbe, pues en realidad ellas son las vencedoras y, con seguridad, nos tienen reservadas muchas sorpresas a lo largo de 2017, y no sólo en los países mencionados”, agregó el investigador.
Dos aspectos que hermanan a los casos referidos es que todos fueron sometidos a consulta popular y que los pronósticos elaborados por la mayoría de los especialistas discreparon de lo establecido por el conteo de votos, lo que plantea la pregunta, ¿qué se hizo mal al evaluar?
Para el internacionalista, hubo muchos aspectos no ponderados de manera adecuada y otros a los que se les dio mucho peso, pero que después fueron puestos en entredicho por las circunstancias. “Me refiero a las encuestas, que revelaron ser poco fidedignas y fallidas al intentar reflejar los deseos y anhelos de la gente; ello nos obliga a revisar este instrumento si queremos adjudicarle precisión”.
Sobre por qué la realidad echó por tierra cualquier vaticinio, Rosales Herrera señaló que el personaje que mejor lo ha expresado fue Barack Obama al entrevistarse por última vez con la canciller alemana Angela Merkel, pues el presidente estadounidense admitió —“en una suerte de mea culpa tardía”— que el triunfo de Trump fue una reacción ante la incertidumbre económica, la desconfianza hacia las élites y el repudio a la globalización excesiva.
“Quizá estos señalamientos no empaten del todo con el caso de Colombia, pero sí lo hacen con el del brexit, lo que nos invita a pensar en qué clase de mundo vivimos”, acotó.
El mundo actual, terreno fértil para demagogias y populismos
Dos elementos presentes en 2016 que mostraron su efectividad para detonar respuestas masivas hasta el momento consideradas improbables fueron las posturas demagógicas y populistas, “las cuales han comenzado a robustecerse y cobrar relevancia en el mundo actual”, advirtió el académico.
“Hasta cierto punto esto pasó en Colombia, aunque también se debe considerar que el ‘no’ al plebiscito registrado el 2 de octubre respondió al resentimiento de parte de la población contra las FARC después de un conflicto de medio siglo y en vistas al trato benévolo que iban a recibir. Afortunadamente, los tratados siguieron adelante, pero ello no quiere decir que la paz vaya a llegar en automático, aún quedan demasiados desafíos por resolver”, dijo.
Sin embargo, donde es factible establecer paralelismos es en los casos de Trump y el brexit, pues aunque para muchos era difícil imaginar que los populismos y las demagogias llegaran a calar en sociedades como la inglesa o la estadounidense, el recrudecimiento de la situación económica en ambas naciones ha resultado un caldo de cultivo ideal para este tipo de discursos.
“Al brexit hay que entenderlo como la manifestación del enojo, desilusión y rechazo de los británicos a una Unión Europea torpe para impulsar el crecimiento, la igualdad y la inclusión social, mientras que el triunfo de Trump es producto del apoyo del estadounidense blanco afectado por la globalización, la cual ha propiciado que haya 50 millones de pobres en un país considerado la primera potencia en el orbe”, indicó el docente de la FES Acatlán.
Por todo ello, Rosales Herrera considera a 2016 un punto de inflexión. “Veamos qué sucede en 2017 con China, Rusia, la Unión Americana y la UE en términos geopolíticos y si los líderes mundiales encuentran la fórmula para enmendar el camino y frenarle el paso a las expresiones ultraconservadoras, xenófobas, racistas, misóginas, retrógradas, populistas y demagógicas que ganaron terreno este año; de no lograrlo, se nos avecina un horizonte problemático”.