Lejos de ser una carga para el país, los hispanos en Estados Unidos representan una oportunidad económica que se debe aprovechar.
Una serie de reportajes publicados por la revista refleja como la población latina estadounidense está inyectando una dosis vitalidad a la economía.
Actualmente, una sexta parte de la población es hispana y se espera que esta participación siga creciendo hasta llegar a casi el 25 por ciento en el año 2050. Con estos cambios, los principales partidos políticos de Estados Unidos, el Demócrata y el Republicano, se encuentran cada vez más presionados en impulsar programas que beneficien a este grupo demográfico.
En contraste, sólo el 64 por ciento de la población estadounidense es blanca y se calcula que en el 2050 pasen a ser menos del 50 por ciento, es decir, dejen de ser mayoría.
Pero no todo es política. Gracias a los hispanos, Estados Unidos no se está enfrentando a los problemas demográficos de otros países desarrollados en donde la cantidad de adultos mayores es mucho más grande que la de los jóvenes.
The Economist afirma que uno de los más grandes riesgos que enfrentan las economías en el siglo 21 es la inundación de personas mayores que no cuentan con generaciones jóvenes que los mantengan. Por ejemplo, para mediados de siglo, la mediana de edad en Alemania será de 52 años, mientras que en Estados Unidos, gracias sobre todo a los latinos, la mediana será de 41 años.
Entre los diferentes sectores demográficos estadounidenses, la mediana de edad de los blancos es de 42 años, la de los negros de 32 y los hispanos de 28. Pero sí sólo se toma en cuenta a los hispanos no migrantes, la mediana de edad es de 18 años.
En otras palabras, la comunidad latina se está consolidando como el motor de crecimiento de la fuerza laboral.
Esto representa una gran ventaja competitiva para la economía estadounidense, pero es necesario que la aprovechen. En lugar de estigmatizar a los hispanos, el Gobierno debería impulsar políticas de inclusión para que estos alcancen su potencial.
Hoy en día los latinos en Estados Unidos tienen un nivel de educación más bajo que el promedio nacional, lo que tiene también un impacto directo en su estado socio económico.
Incluso si sólo es por una cuestión política, las autoridades deberían prestar más atención a los latinos. Cada año, alrededor de 900 mil hispanos cumplen la mayoría de edad y tienen la capacidad legal para votar.
Educación para todos
A diferencia de otros grupos migrantes, los hispanos frecuentemente ven su movilidad social paralizada o incluso en retroceso con el paso de las generaciones.
The Economist reporta que los hijos, nacidos en Estados Unidos, de migrantes hispanos tienden a ser menos saludables y tener una mayor tasa de divorcios y encarcelamientos que sus padres.
Crucialmente, los datos también muestran que entre la segunda y tercera generación el desempeño académico de los hispanos ve un retroceso.
En parte, esto se debe a las dificultades que muchos hispanos encuentran al intentar recibir educación, ya que los hijos de los migrantes indocumentados tienen que pagar colegiaturas universitarias mucho más caras que las asignadas a sus compañeros estadounidenses.
Pero los expertos apuntan que las leyes que crean estas distinciones se basan en cálculos políticos cortoplacistas y no toman en cuenta las realidades económicas del futuro.
Esto se debe a que, con uno de cada cuatro niños en el sistema de educación pública siendo hispano, el no preparar adecuadamente a un grupo demográfico tan grande eventualmente resultará en que una mayoría de la fuerza laboral no contará con la educación necesaria para mantenerse competitivos y salir (o no caer) en la pobreza.
Y para lugares como Texas, donde se prevé que para el 2050 habrá tres trabajadores latinos por cada trabajador blanco, alistarse a esta nueva realidad es algo cada vez más crucial para la salud económica de largo plazo.
POR ALEJANDRO DABDOUB, ROLANDO HINOJOSA/Reporte Índigo