César Romero
Sacudida por la irrupción tecnológica e intensa competencia a escala global, la Industria del Entretenimiento y los Medios (E&M por sus siglas en inglés) puede ser una de las principales ganadoras durante la tercera década del nuevo milenio.
A nivel mundial, luego de una caída del 2.3 % en 2020, el año pasado tuvo un repunte del 10.4 % y se espera que en cuatro años más genere ingresos anuales por casi 3 millones de millones de dólares.
Lo que desde la academia se conoce como la “Industria de la Información y las Comunicaciones”, desde el ámbito del dinero es “Entertainment & Media”. Más digital, más móvil y más orientada a los jóvenes está, también, en cada vez menos manos.
Aunque esta dinámica oligopólica no es realmente nueva. Las batallas al interior de una industria que tiene en el periodismo uno de sus brazos más pequeños han provocado profundos ajustes, casi siempre orientados a una mayor concentración de los recursos y control de los mercados. Pero hoy no se trata de evocar a Orson Welles y su Citizen Kane, a George Orwell y su 1984 o a Aldous Huxley y su A Brave New World (Un Mundo Feliz).
Como sucede con las guerras, las disputas de negocios producen ganadores y perdedores. Lo básico: a nivel global pierden las publicaciones impresas, el cine y la televisión abierta. Gana el video digital, la publicidad online, los videojuegos y probablemente, la Virtual Reality (VR).
De acuerdo con la consultora Price Whaterhouse and Cooper (pwc), tanto en su reporte de prospectivas mundiales al 2026 como en su más reciente informe público sobre México, se establece que luego de la caída provocada por la pandemia el mayor crecimiento en Entretenimiento y Medios ha ocurrido en Asia –China sobrepasa ya a Estados Unidos como mercado cinematográfico, por ejemplo— aunque América del Norte sigue siendo la región con el mayor gasto per cápita en las actividades relacionadas con E&M, con 2,229 dólares anuales (2021).
Radiografía mexicana
Con un valor global estimado para el 2021 de 2.3 millones de millones de dólares (trillions en inglés), en México la E&M registró una caída durante 2020 de un 8.37 % y para este 2022 espera tener ingresos por más de 22 mil millones de dólares (mdd).
La Composición por ingreso de la industria de E&M en México en 2021 –según pwc— fue la siguiente: Acceso a Internet, $7,758 mdd; TV tradicional y video doméstico, $3,835; Publicidad en Internet, $2,262;Publicidad en TV, $1,640; Periódicos y revistas, $1,216; Videojuegos, $961; Videos OTT, $925; Libros, $262; Cine $370 y Publicidad en exteriores, $255.
El desplome durante la pandemia del 80 % en el negocio del cine, 31 % en publicidad en exteriores, 77 % en los eventos musicales en vivo y 11 % en los periódicos en papel tuvieron su contraparte en el crecimiento de un 24 % en lo que la consultora llama “Videos OTT” (principalmente YouTube, Netflix y sus competidoras) y, por ende, en su principal materia prima: la venta de data (megas, gigas). De hecho, la proyección es que el consumo de data en el país se triplicará en los próximos 3 años: llegando a los 73 petabits para el 2025.
Por supuesto que los números no lo dicen todo, ni siquiera en el caso del negocio radiofónico y su actual crisis financiera. Tampoco es cierto que México sea un mercado homogéneo, aunque resulta relevante que, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, como país se ha logrado bajar los costos de la banda ancha móvil a un 2 por ciento o menos del ingreso nacional promedio; un logro de acuerdo con los estándares de Naciones Unidas.
Por el nivel de las batallas entre los grandes conglomerados mediáticos del mundo, resultaría ocioso especular sobre el futuro del mapa nacional. Sí sabemos que el futuro digital ya llegó y que el consumo de contenido es mayor que nunca. Sí sabemos que los dueños de la distribución de data llevan la mano sobre los generadores del contenido. Sí sabemos que los videos, videojuegos y la publicidad online son y serán los productos más consumidos.
No sabemos si la “social media” –sobre todo cuál plataforma– podrá consolidarse. No sabemos si la radio/podcasts podrán sobrevivir como negocio importante. No sabemos siquiera, si en pocos años adelante el contenido producido en nuestro idioma será principalmente mexicano.